Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Entrevista | DAVID NAVARRO Exentrenador del Real Zaragoza

David Navarro, exentrenador del Real Zaragoza: "Me sentía superpreparado para seguir, lo pasé mal después de salir"

Durante nueve meses fue inseparable con Víctor Fernández, con el que formó una pareja indisoluble hasta que el veterano entrenador aragonés dimitió tras la derrota en casa ante el Oviedo a las puertas de Navidad. Navarro tomó el testigo para cumplir su sueño de dirigir al primer equipo de su vida, aunque la experiencia, marcada por un triunfo clave y una trifulca final con Cristóbal Parralo, fue efímera ya que el club entregó el equipo a Miguel Ángel Ramírez.

David Navarro, en las inmediaciones de las instalaciones de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN.

David Navarro, en las inmediaciones de las instalaciones de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN. / LAURA TRIVES

Jorge Oto

Jorge Oto

Zaragoza

¿Cómo le va? Desde Navidad no sabíamos de usted.

Ahora muy bien, en un buen momento a nivel físico y mental. Lo pasé mal tras salir porque pasas de 200 a 0 pero la cabeza no para, se sufre mucho y te vienen cosas que podrías haber hecho y otras que no pero que no sabes cómo habrían salido. Cometí el error de seguir viendo los partidos en modo entrenador, pero llega un momento en que das un paso, te alejas y vuelves a la naturalidad. Al principio piensas en lo que se ha ido y luego aceptas esa fase y te centras en lo que has disfrutado durante esos nueve meses en los que has sido feliz haciendo lo que más te apasiona. Y te acostumbras a ese punto de dolor por no haber conseguido lo que habías soñado, que era el ascenso. Pero tratas de disfrutar de la familia, de amigos y del tiempo libre siguiendo, siempre, al equipo pero como aficionado. Y sufriendo, claro.

Como siempre, sí, o como nunca, más bien.

La victoria en Ferrol fue muy importante y ahora hay que refrendarla ganando al Cartagena. Hasta que no saquemos el 5, o un 4,5 que nos dé para aprobar el curso, hay que seguir.

¿Hasta qué punto lo pasó mal al saber que no seguía en el club?

Te vienen recuerdos y pensamientos que hacen que se te escape la emoción, sobre todo, en el coche de viaje. Después de salir la sensación era más de frustración que de dolor por la lástima de haberse caído aquello por lo que tanto habías peleado. Pero hay que mirar adelante. Llevo 30 años entrenando, me pasé uno y medio sin hacerlo hasta que firmé en el Huesca y más de dos tras operarme del pie hasta que me llamó Víctor para acompañarlo en el Zaragoza. Así que lo que tenga que venir vendrá y solo me centro en estar preparado.

¿Se había hecho ilusiones de continuar en el banquillo?

Cuando hablo de ilusión me refiero a la de lograr el ascenso. Cuando me llama Víctor sueñas con salvar al equipo la primera temporada y lograr el ascenso en la siguiente (la actual). Y todo el trabajo va hacia ahí. Fue un palo pero es lo que hay. Siempre digo que tu deber es trabajar en el club sabiendo que puedes estar diez años, diez meses o diez minutos.

¿Cómo es trabajar con Víctor y en el Real Zaragoza?

Trabajar con Víctor es una delicia porque es, seguramente, el entrenador más grande del Real Zaragoza. Pero lo que más me llamaba la atención en el día a día era la tremenda ilusión que destilaba cada minuto, y ese zaragocismo y la intensidad con la que lo vive todo. He disfrutado, sobre todo, observando y escuchando mucho y tuvimos muy buen feeling desde el principio tanto a nivel personal como deportivo y de confianza. Hablamos siempre con franqueza y duele la sensación de que se acabe todo eso, pero esa pena da paso enseguida a la satisfacción por haber tenido la suerte de poder estar esos meses ahí abajo, en una Romareda con un ambiente increíble y en un vestuario con muy buena gente, grandes personas y con mucha más luz de la que ahora la angustia les quita. Si el Zaragoza consigue liberarse de eso no tendrá ningún problema.

¿Cómo era realmente su relación con el vestuario?

Muy buena, con mucha franqueza. Víctor siempre hablaba muy claro con ellos y yo, tanto en esa función de poli bueno del segundo entrenador como en los tres días que estuve solo, me he sentido arropado siempre. El equipo entrenaba bien, sin una mala cara a pesar de vivir situaciones muy complicadas.

¿Cómo vivió los momentos previos a su estreno en el banquillo, con victoria incluida ante el Racing de Ferrol?

Muy tranquilo. Antes del partido miraba a la grada para disfrutar de ese momento y se quedara grabado en mi memoria. Era mi partido. Mi hijo tenía a la misma hora un partido muy importante y mi mujer siempre iba a verlo, y también mis padres, pero ¿cómo no iba a ir nadie ese día? Así que lo hablamos en casa y les dije que seguramente iba a ser mi única vez y el chico no lo dudó y decidió venir a verme. Y lo disfruté mucho, aunque una cosa es disfrutar y la otra divertirse.

La Romareda se entregó a usted sin dudarlo.

La Romareda es ese padre cuya exigencia es necesaria para el hijo y que hay que aceptar. Aquí se habla mucho de esa exigencia que se te come, pero si se te come es que no estás preparado. Siempre digo a los jugadores que la presión no existe, sino que la generamos nosotros como humanos cuando no te sientes preparado para afrontar algo y es entonces cuando aparece la presión y el estrés. Y, por eso, el equipo no es lo que es, sino cómo está. Y eso no esconde una crítica a los técnicos, sino que responde a la situación de angustia que pesa mucho porque, además, son buena gente y saben lo que están haciendo.

La afición, bendito tesoro.

Si el equipo se está esforzando y las cosas no salen, ¿qué vas a hacer, castigarlo? No, seguir apoyando y cuando acabe el curso será el momento de analizar qué está pasando y qué se debe hacer. ¿Celebrar la salvación? Para mí, sí, porque hablamos de salvar la vida o, al menos, que sea un motivo de alegría por haber salido adelante. Pero, a partir de ahí, ponernos serios y analizar. En el club hay gente que trabaja muy duro y eso, que ahora no se ve, tendrá que salir. No digo que todo se esté haciendo bien, hay cosas que no, pero la clave para ahora y el futuro es dejar de argumentar por qué hacemos las cosas mal, dejar de poner excusas y centrarnos en las soluciones y en lo que se ha hecho bien cuando el equipo ha estado cerca de volver o cuando estaba en Primera. Poner el foco en lo que funcionaba.

Habla de modernizar, profesionalizar…

De todo, incluso de planteamiento a nivel mental también. Leía el otro día una frase: ‘no hagas el bien si no estás dispuesto a soportar la fuerza de la ingratitud’. Se trata de eso, de recuperar un camino y aceptar la presión que conlleva llevar al Zaragoza a su sitio natural. Y eso no puede pesar, se trata de aceptar esa exigencia y marcar una senda.

¿Cómo le dijo el club que no seguía?

En principio parecía que iba a seguir vinculado al primer equipo y haciendo una función nueva, pero luego eso se cayó. Me lo comunicó Juan Carlos (Cordero) y lo viví con naturalidad. A mis 50 años lo aceptas como viene.

"Por conocimiento del equipo y por dar continuidad a lo anterior posiblemente el equipo no estaría como ahora, pero igual si estaba noveno o décimo, sin haber vivido esta situación actual, se pediría mi cabeza por no estar en playoff"

O sea que se iba a quedar en el nuevo cuerpo técnico, pero Ramírez se negó.

Estaba cerrado y era muy previsible pero en el fútbol todo es inestable. Iba a seguir, sí, en el cuerpo técnico con una función de enlace entre el primer equipo y la Ciudad Deportiva, pero el nuevo entrenador decidió rodearse de su gente y al final es normal.

Caro salió…

A posteriori y viendo los resultados… La gente me dice ‘si hubieses seguido tú…’ pero nunca se sabe.

¿Y usted qué cree?

¿Y si hubiese sido peor?

¿Más?

Por conocimiento del equipo y por dar continuidad a lo anterior posiblemente el equipo no estaría como ahora, pero igual si estaba noveno o décimo, sin haber vivido esta situación actual, se pediría mi cabeza por no estar en playoff. Nunca lo sabremos, pero sí le digo que me sentía súper preparado para seguir por conocimientos y aceptación del vestuario, pero, insisto, nunca lo sabremos.

¿La puerta se quedó abierta para una posible vuelta?

Lo que me apasiona es el fútbol, que es muy grande. Dejé mi trabajo en banca por dedicarme a lo que me entusiasma y donde el fútbol me llame iré donde sea. Hace tiempo que aprendí a no ilusionarme para no desilusionarme después, así que afrontaré lo que venga.

¿Cómo está Víctor?

Por Galicia anda, preocupado claro. Es más zaragocista que el escudo y está sufriendo. Como todos.

¿Por qué abandonó?

Pues no sé. Bueno, sé lo que he hablado con él, pero tengo que respetar su silencio. Si él no ha dicho nada, no seré yo quién lo haga. Tendrá sus motivos.

Su primer y único partido en el banquillo estuvo marcado por la trifulca con Cristóbal Parralo. ¿Se arrepiente de algo?

Realmente no hice nada, pero es una situación que me pesa y que he llevado tiempo en mi cabeza. Me dolió más lo que dijo después que lo que pasó porque dejó en el aire la sensación de que pasó algo muy grave y no fue así. En todo caso, es mi obligación tener autocrítica para pensar qué podía haber hecho para que no pasara, no por mí sino por mi familia, que estaba en el campo. Hubiese sido tan fácil como no responder, pero tan difícil a la vez. Me esforzaré en aprender a pasar y que digan lo que quieran, centrarme en el partido y en el equipo y saber que lo que te digan solo es importante si tú lo haces importante y yo me equivoqué al hacerlo importante. Pero su reacción al final, con la agresión, fue desmedida.

¿Cómo valora el paso de Ramírez y la estancia de Gabi?

De Ramírez poco puedo hablar, no lo conozco. Me remito a los hechos. De Gabi le digo que a mí, como aficionado, me transmite calma y eso es clave para el equipo ahora porque le viene muy bien esa sensación que da de que él soporta el peso ya que hay muy buena gente ahí pero también muy joven y necesita alguien así que transmita que hay alguien al volante. Balones a mí. Seguro que él lleva una guerra interior de tanto desgaste y tamaña presión a soportar, pero en ese sentido lo está haciendo espectacular y eso, ahora, es lo que más aporta por encima incluso de lo futbolístico.

"Si cometes mil errores aprendes y eres mejor, pero si cometes mil veces el mismo error eres un zoquete"

¿A qué jugador se lleva en el bolsillo?

Le diría muchos, pero lo que más me ha llamado la atención a nivel global es la intensidad defensiva de la categoría, con una tremenda diferencia respecto a las otras. Y también que, a mayor categoría menos peso del entrenador y más a la calidad del jugador. Hemos currado muchísmo, hasta la extenuación, pero te das cuenta de que la incidencia del futbolista es cada vez mayor y que el jugador no es cómo es, sino cómo está. Tendemos a decir que un jugador es bueno o malo pero no es eso, sino cómo está. Adu, por ejemplo, es el mismo que a principios de temporada, pero su estado de forma y confianza es diferente. O Bazdar, Liso, Aketxe,Jair...y hay situaciones suyas que son visibles y otras que no ni deben serlo por respeto a la vida personal de cada uno pero que afectan porque ante todo son personas y en algunos casos muy jóvenes, que a veces soportan una gran responsabilidad. 

Entonces, ¿ya ha pasado lo peor?

Que nadie baje los brazos porque no estamos salvados. El partido del sábado es muy importante y esto es fútbol, así que hasta que la salvación no sea matemática hay que seguir peleando. Hay que hacer rugir al león ante el Cartagena porque, además, estamos en un punto en el que es muy difícil ganar a través del fútbol porque los jugadores ya van con la reserva, así que la victoria viene a través de desearlo más, de creer más. Y con la ventaja de que cuando La Romareda aprieta, ahí abajo se nota una barbaridad y al jugador le transmite una confianza y una energía que te llevan. 

"De Gabi le digo que a mí, como aficionado, me transmite calma y eso es clave para el equipo ahora. En ese sentido lo está haciendo espectacular y eso, ahora, es lo que más aporta por encima incluso de lo futbolístico"

¿La trascendental victoria en Ferrol evidencia que el fin justifica los medios?

En Ferrol había que ganar y se hizo. ¿Hubiésemos preferido jugar muy bien y perder 1-0 a la contra? Vamos a disfrutar de las pocas cosas buenas que el fútbol nos está dando porque se jugó mal sí, pero estábamos en coma y había que recuperar la conciencia y subir a planta. Ya analizaremos en casa porque está claro que cometer errores es positivo si aprendes de ello, pero es tremendamente negativo cometer siempre los mismos. Si cometes mil errores aprendes y eres mejor, pero si cometes mil veces el mismo error eres un zoquete. 

Tracking Pixel Contents