Un oasis en el desierto del Cartagena y el aviso de aquella tarde ante el Llagostera

La victoria ante el Racing de Santander, la primera en cinco meses, pone en preaviso a un Real Zaragoza que tiene precedentes para no confiarse de rivales desahuciados como aquel infame partido en Palamós. El Efesé, además de su crisis deportiva, tiene problemas de impagos y puede acabar descendiendo a Segunda RFEF

Dos aficionados del Cartagena sujetan carteles de protesta contra Paco Belmonte, presidente del club, en el partido de la semana pasada contra el Racing de Santander.

Dos aficionados del Cartagena sujetan carteles de protesta contra Paco Belmonte, presidente del club, en el partido de la semana pasada contra el Racing de Santander. / Iván Urquízar / La Opinión de Murcia

A. Bobed

Zaragoza

Se presenta el Cartagena en La Romareda este sábado siendo un cordero con piel de cordero, rompiendo el clásico dicho popular y muy lejos de ser un lobo. Sin alicientes ni incentivos más allá del amor propio del profesional al que le quedan cuatro partidos para demostrar algo de orgullo en una temporada nefasta que ha terminado en un descenso cantado. Y quien sabe si ganarse un contrato en la categoría de plata para el curso que viene.

Sin embargo, entre la zozobra de la temporada en el plano deportivo y los acuciantes problemas económicos que pueden derivar en un doble descenso de categoría, el Cartagena se presenta en La Romareda habiendo saboreado un pequeño dulce la pasada semana y en un momento en el que vive sin presión alguna. Y eso, como bien demostró el Llagostera en aquella tarde infame de 2016, es un aviso a navegantes. El zaragocismo tiene un máster en tardes aciagas como para seguir aumentando la nómina con lo que está en juego.

El Real Zaragoza tiene el deber de ganar sin ningún tipo de excusas para escapar, quién sabe si virtualmente y de forma definitiva, del descenso a Primera RFEF, pero también no caer en las confianzas del Racing de Santander, equipo al que le ha ganado los dos partidos esta temporada y que está incurriendo en el mismo error que el curso pasado, cuando se quedó sin promoción tras tenerlo a un punto. En clave blanquilla, Ferrol también está como espejo de la realidad actual. Victoria, sí, pero de qué manera ante un descendido.

La pasada semana, el Cartagena, ya sin la apretura de las matemáticas y descendido, logró su primer triunfo desde el 9 de diciembre cuando casi nadie podría esperarlo. Supuso también la primera victoria en el banquillo del Efesé de Guillermo Fernández Romo en 16 encuentros y, lo peor para el Real Zaragoza, es que aunque el Cartagena ha demostrado no tener argumentos futbolísticos ni el estado de ánimo mínimo exigible para la categoría, sí que jugó liberado y sin opresión, sin nada que perder, y eso es un plus de peligrosidad ante un Zaragoza resultadista y que vive y juega atenazado por el miedo al descenso. El caldo de cultivo invita a no confiarse.

Impagos

De todos modos, la victoria ante el Racing de Santander del Cartagena es un oasis en el desierto deportivo y extradeportivo de un Cartagena desahuciado y que no puede desviar el foco al Real Zaragoza. La obligación de ganar es ineludible. El Efesé logró evitar la semana pasada ser el peor colista de la historia de Segunda División desde que tiene 22 equipos al conseguir su 20º punto, uno más de los 19 que hizo el Sevilla Atlético en la 08-09. Cualquier resultado que no sea un triunfo será un fracaso.

La AFE se reunió este jueves con la plantilla porque les deben dos mensualidades

Y pese a que la victoria de la semana pasada ha sido en parte una liberación, este pasado jueves la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) visitó a la plantilla por impagos de dos meses y les garantizó que cobrarán las cantidades adeudadas. El club, tras el tirón de orejas de la asociación, ha garantizado su cobro, pero en caso de no hacerlo el 31 de julio el Cartagena se podría enfrentar a un doble descenso: primero el deportivo a Primera RFEF y otro administrativo a Segunda RFEF.

Mientras tanto, la afición del Cartagena vive entre la indiferencia y el hartazgo. La entrada en el Cartagonova fue de 2.662 personas, de las cuáles unas 400 eran del Racing de Santander. Unos números paupérrimos que dan buena cuenta del cansancio de la grada ante una temporada para la historia, pero en el mal sentido.

Y otra parte de la masa social se ha girado hacia el palco para exigir explicaciones o directamente su marcha a Paco Belmonte tras el fracaso global. Antes del duelo del sábado hubo una protesta contra el presidente del club cartagenero y la situación se ha agravado con las noticias de impagos a los futbolistas. El presente es insostenible pero, mientras agoniza su temporada, llega el Cartagena a La Romareda sin nada que perder. Orejas tiesas.

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