30 AÑOS DE LA RECOPA
Cedrún y Aguado, héroes de la Recopa: "Éramos una familia, nadie estaba por encima del bien y del mal"
Pilares básicos de aquel glorioso Zaragoza, Cedrún y Aguado conversan sobre pasado, presente y futuro del club aragonés y discrepan acerca de la dimensión que debe concederse al recuerdo cuando el equipo se juega la vida.

Andoni Cedrún y Xavi Aguado sujetan la portada de EL PERIÓDICO tras la conquista de la Recopa, en las instalaciones de EL PERIÓDICO. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Cedrún: ¿Sabes que pasa, Xavi? Que la gente está cansada de Recopa.
Aguado: ¿Tú crees? No hombre, no.
Cedrún: Pregunta por ahí, es una especie de parche ante tanta decepción.
Aguado: Bueno, pero también será una cuestión de edad. Quizá los más jóvenes por no haberlo vivido, pero los más mayores lo recordarán con mucha alegría. Y orgullo.
Cedrún: Obviamente, pero la gente está sufriendo y acumula tantos disgustos que la Recopa de hace 30 años queda muy lejos.
Aguado: Pero nos recuerda lo grande que fue el Real Zaragoza. Y eso siempre ayuda.
Cedrún: Estoy de acuerdo. La historia nos recordará siempre que fuimos campeones de Europa, pero, siendo realistas, la Recopa parece una especie de coartada para cambiar el semblante de la gente. Y es normal que digan ‘joder, otra vez la dichosa Recopa. Si lo que yo quiero es salvarnos cuanto antes y olvidar esta pesadilla’. Es que todos años estamos con la matraca y llega un momento en que la gente se cansa.
Cedrún: "Es normal que digan ‘joder, otra vez la dichosa Recopa. Si lo que yo quiero es salvarnos cuanto antes y olvidar esta pesadilla’. Es que todos años estamos con la matraca y llega un momento en que la gente se cansa"
Aguado: Yo lo quiero ver desde otro prisma. El Zaragoza siempre ha sido un equipo grande, pero ha tenido sus valles con descensos incluidos aunque hasta ahora siempre había vuelto rápido a Primera. Ahora, es cierto, es uno más de Segunda División, pero recuerdo que, cuando llegué al Zaragoza, la celebración era habernos salvado del descenso en la promoción contra el Murcia y se recordaba las épocas gloriosas de ‘Magníficos’ o ‘Zaraguayos’. Y luego vino lo que vino, con la Copa y la Recopa. Por eso, aunque sea nostalgia, viene bien recordar el pasado a pesar de lo dura que es la realidad. Una cosa no quita la otra para que los jóvenes sepan qué hay detrás.
Cedrún: Pero están cansados, Xavi.
Aguado: Mira, recuerdo que, en la pandemia, pusieron en televisión partidos de finales de Copa y de la Recopa del Zaragoza y mi hijo Marc me decía; ‘hostia, jugabais muy bien al fútbol’. Por eso te digo que viene bien que los milennials, como se dice ahora, tienen que saber que ese Zaragoza metía 6 al Barcelona o goleaba al Madrid, algo que les parece imposible. No hay que ser un vejete ni un nostálgico, pero es lo que queda.
Cedrún: Yo es que soy más realista. Doce años llevamos seguidos en Segunda y el primer paso es subir, pero es que solo tres años hemos estado algo cerca y, de hecho, llevamos demasiado tiempo jugando con fuego.
Aguado: Ya, pero en la vida hay rachas malas y no por eso hay que dejar de recordar lo bueno. Al fin y al cabo, de ilusión se vive. Claro que ahora se puede pensar que es imposible volver a ser campeones de Europa, pero quizá también sea una buena forma de enganchar a la gente joven si ven que el Zaragoza logró aquellos éxitos para que decidan formar parte de esa masa social para retornar a la élite y volver a vivir algo así.
Cedrún: Es que la gente disfrutaba y nosotros también. El zaragocista iba a La Romareda a divertirse. Su equipo podía ganar, empatar o perder pero iba a ver un fútbol tremendo, de la leche. Ahora, en cambio, el gol de Adu Ares en Ferrol, que fue un buen gol, nos parece la hostia cuando es algo que Higuera o Pardeza habrán hecho miles de veces, pero es lo que tiene pasar tanto tiempo en el infierno.
Cedrún: "El zaragocista iba a La Romareda a divertirse. Su equipo podía ganar, empatar o perder pero iba a ver un fútbol tremendo, de la leche"
Aguado: Insisto, Andoni. En el 90, el equipo hace una mala temporada tras marcharse Villarroya, Vizcaíno y Juanito. Un año desastroso que casi nos manda a Segunda. ¿Por qué no aferrarse a que aquello pudo ser el germen de los años gloriosos que vinieron después?
Cedrún: Pero es que la diferencia reside en la planificación, en la gestión deportiva que fue lo que hizo que pasáramos de salvarnos a tocar la gloria.
Aguado: Y con poco dinero. Porque al año siguiente vinieron únicamente Darío Franco, Gay y Solana.
Cedrún: Pero se sabía por dónde iba el fútbol y que había que contar con jugadores para empezar a crecer. Gestión, se llama. Ahora, sin embargo, pensamos en salvarnos para ilusionarnos de nuevo el año que viene, renovar el abono otra vez y volver a pensar que estaremos ahí. Pero ya vale de jugar con fuego que al final nos quemaremos.
Aguado: Los que tuvimos la suerte de vivir aquella época estábamos en nuestro prime, que dicen los modernos. Veníamos de jugar una promoción y crecimos hasta lograr un título europeo después de una enorme temporada, la 93-94, que para mí fue la mejor, con el equipo tercero y máximo goleador y goleando a Madrid y Barça. La plantilla se generó con poco dinero, con Pedro Herrera y Avelino Chaves formando un gran equipo y Víctor ayudando también a ello, pero sobre todo una familia. Y lo seguimos siendo.
Cedrún: Eso era clave. Éramos un gran grupo con mucho nivel. Un equipo muy unido que se hizo más fuerte tras aquella dolorosa derrota en Cádiz que nos abocó a una promoción que fue clave.
Aguado: Y un Zaragoza que era muy respetado por donde iba. Mucha gente me ha dicho que celebró el gol de Nayim como suyo. De Madrid, de Barcelona, de Huesca…todo el mundo recuerda dónde estaba aquel día y al Zaragoza se le quería y apreciaba por su forma de jugar. Nos aplaudían y éramos un equipo muy admirado por ese estilo propio.
Cedrún: Que ganaba jugando al fútbol, sin especular ni necesidad de ser marrullero. Siempre hemos ido a ganar a base de jugar bien y eso fue la esencia de aquel equipo. Eso, y lo unido que estaba. Ahora, las cosas son distintas. Las relaciones no son del mismo modo. Las redes sociales y demás. El fútbol ha cambiado mucho. Cada uno va un poco a lo suyo.
Aguado: Es que nosotros éramos una familia pero es que nuestras mujeres también. Hacíamos una cena nosotros y ellas organizaban otra entre ellas. Lo que se dice una familia en mayúsculas.
Cedrún: Y los que venían se unían rápido porque era fácil hacerlo. Nada de estar por encima del bien o del mal. Todos ayudaban y sumaban, incluso los que no jugaban o lo hacían menos. Joder, es que vino Cafú, campeón del Mundo, y era suplente de Belsué.
Aguado: Y Sergi. Cuánto me acuerdo de él, megáfono en mano todo el rato hasta el punto de que Pardeza le pedía que lo dejara ya. Creo que se lo quitó a un policía o algo así. Era genial, único.
Aguado: "Éramos una familia pero es que nuestras mujeres también. Hacíamos una cena nosotros y ellas organizaban otra entre ellas. Lo que se dice una familia en mayúsculas"
Cedrún: Era el termómetro del vestuario. Cuando estaba feliz aquello era la leche, pero si estaba decaído, se notaba mucho ahí dentro. Si estaba callado, mal asunto. ¿Sabes que a mi hija la traumatizó?
Aguado: ¿Y eso?
Cedrún: De vuelta a casa, en La Romareda, se puso una de esas caretas de viejo que llevaba a todas horas y que tanto miedo daban, se bajó del coche y le dio un susto morrocotudo a la cría, que era muy pequeña e iba en silla.
Aguado: Sí, sí. Se Reañlas ponía incluso en el coche y asustaba al de al lado en los semáforos.
Cedrún: ¡Qué tío! y petardos sin parar. Un crack.
Aguado: O Gay tú, que vino del Espanyol tras marcar diez goles sin tirar penaltis. El otro día decía en el grupo que tenemos de Whatsapp que le había tenido que explicar a su hijo por qué no jugaba en aquel equipo y le contaba que es que tenía delante a jugadores de un nivel altísimo. Y eso que antes no había tantas rotaciones y que Víctor tampoco era muy amigo de hacerlas, pero ni aun así había malos rollos. Ahí sumábamos todos.
Cedrún: Lizarralde, Loreto, García Sanjuán, Óscar… todos.
Aguado: «Cuando vi la grada llena de zaragocistas me tuve que meter al vestuario, necesitaba estar enfadado, rearmarme y generar ese odio para competir»
Aguado: Ahora me viene a la cabeza una imagen de los momentos previos a la final y se me pone la piel de gallina. Una hora antes del partido, la grada ya estaba llena de zaragocistas, salimos al campo antes de volver al vestuario y nos quedamos atónitos. Yo, de hecho, me tuve que meter enseguida porque estaba a punto de ponerme a llorar. Fue un momento durísimo al ver a tanta gente ahí a la que no podías fallar. Y me metí porque necesitaba estar enfadado para competir bien y si me pongo sensible no rindo. Por eso enseguida me peleé con Ian Wright, porque tenía que estar cabreado. Miraba ese grada y no podía soportar esa presión emocional que me estaba suavizando y haciendo tan sensible. Necesitaba irme para rearmarme y generar ese odio para competir.
Cedrún: Yo observaba la cara de todos y veía valentía, decisión, firmeza y coraje. Un equipo que siempre fue a por el partido, aunque sí que hubo un momento en que vi cierto canguelo. Fue cuando marcó Nayim. Esos dos minutos hasta el final sí vi miedo a perder lo que estaba tan cerca.
Cedrún: «Veía valentía en la cara de todos, solo cuando marcó Nayim percibí algo de canguelo al tenerlo tan cerca»
Aguado: Yo le fui a preguntar al cuarto árbitro con mi inglés de Salou y cuando me respondió ‘finished’, respiré. Nunca volvimos a saber de la gente del Arsenal. Recuerdo que cuando acabó el partido nos abrazamos con Wright y se me puso a llorar en el hombro. Era su final y la había perdido.
Cedrún: Pero el Arsenal no ha bajado de arriba y sigue instalado en la élite europea. Nosotros, en cambio, luchando por no bajar a Primera RFEF.
Aguado: Es que el Zaragoza no tenía ni tienda física cuando ganamos la Recopa. Se hubiera forrado el club de haberla tenido, pero creo que el tema futbolístico superó al institucional. Ese equipo tan grande estuvo por encima de todas las expectativas.
Cedrún: Luego, años después, volvimos a ganar títulos, pero queda la incógnita de saber qué habría pasado de haber mantenido, reforzado y dado continuidad a aquel equipo. Ahora, por favor, hay que ganar al Cartagena.
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