El despiste de Dani Gómez y el celo máximo del Real Zaragoza con los detalles

Era el minuto 91 del partido. Por el costado izquierdo del ataque local, el diestro defensivo del Real Zaragoza, el Oviedo saca un córner. El balón sale tocado al primer palo para buscar la prolongación al segundo, generar una nueva jugada y alterar las posiciones defensivas. La pelota viaja al otro lado y, en ese momento, se produce la acción que condicionará todo el partido.

Dani Gómez desatiende la marca en el último esfuerzo y su par, Paulino de la Fuente, continúa la acción con agresividad hacia la portería. Son dos metros de terreno, no más, pero un mundo que decide un resultado. El delantero del Oviedo busca el espacio donde puede caer el balón y, libre de marca, manda la pelota al fondo de la portería.

El Real Zaragoza exige "respeto" a los árbitros

Así fue cómo se gestó el 1-0 en el Tartiere y la derrota del Real Zaragoza en un buen encuentro, serio, compitiendo de tú a tú frente a un equipo que peleará por el ascenso a Primera División y sufriendo un desastroso arbitraje de De la Fuente Ramos.

Un pequeño descuido, una distracción de poco más de un segundo, condujo hasta una nueva derrota, minimizada en su daño por el empate del Castellón ante el Eldense. La distancia con la única plaza de descenso que queda por adjudicar está ahora a cuatro puntos con solo seis por repartir. El equipo de Gabi Fernández se salvará si gana al Deportivo este domingo en La Romareda. No hace falta que piense en nada más.

El estupor por la actuación arbitral en Oviedo alcanza a los propios colegiados

Sin embargo, la acción de Dani Gómez en el córner del Tartiere, sí que invita a la reflexión. Una cosa es el largo recorrido, donde las distancias se hacen enormes e insalvables, pero a un partido, la igualdad en Segunda División es tan grande que a veces las diferencias se hacen inapreciables. Cualquier mínima circunstancia, cualquier pequeño detalle, decanta un encuentro.

Lo inclinaron las decisiones erróneas de De la Fuente Ramos, pero también la omisión del último esfuerzo de Dani Gómez, que en la jornada anterior había sido decisivo con el extraordinario cabezazo en el 3-2 ante el Cartagena. Con ese golpeo de testa llevó el delirio a La Romareda. Para lo que queda, que es lo más importante de la temporada, la lección salta rápido a la vista: hay que tener los ojos abiertos, las orejas tiesas y las piernas preparadas en cada uno de los segundos en los que uno se encuentra en el campo.