Real Zaragoza
La Romareda echará sus restos ante el Deportivo: "Se va a juntar todo"
Las peñas del Real Zaragoza auguran un estadio enfervorecido y a reventar en el que será el último partido del campo tal y como conocemos. La afición no va a fallar, por lo menos que la despedida sirva para algo», afirman

La afición del Real Zaragoza, bufandas en alto, animando en el partido del Zaragoza ante el Mirandés. / Miguel Ángel Gracia

Pueden pasar muchas cosas el próximo domingo en La Romareda. Algunas se saben ya, otras se intuyen y otras dependerán de lo que ocurra sobre el césped en los 90 minutos. Pero una cosa parece clara, el duelo entre el Real Zaragoza y el Deportivo será de los partidos de los que uno se acuerde muchos años después y pueda decir con orgullo: yo estuve allí. De momento, el club comunicó ayer que todas las entradas disponibles en taquilla para el partido están agotadas.
«Es que se junta todo». La pelea por la salvación y el adiós a la vieja Romareda hacen que el sentir general de la afición sea el de que no le falta ningún ingrediente para vivir un día especial. Pero lo primero es lo primero. Y eso debe ser certificar de una vez por todas la permanencia en Segunda División. «A mí me recuerda muchísimo al partido de la promoción contra el Murcia. O te vas para abajo o te mantienes y puede cambiar la película. Ojalá sea el primer día del resurgir del Real Zaragoza», afirma Ismael Tornos, presidente de la peña zaragocista de La Almozara.
Lo que parece evidente para el aragonés es que «los nervios van a estar a flor de piel». «Creo que todos vamos a sentir muchas emociones a la vez, pero la importancia del partido hace que la nostalgia tenga que esperar. Espero que se gane para que la despedida del campo no se vea empañada», pide Tornos. Para ello, no duda en asegurar que la afición volverá a estar a la altura. «La Romareda ha sido este año muy generosa. No ha sido crítica cuando todos estamos cabreados y disgustados. Ha entendido la situación y ha apretado sin pedir nada a cambio para salir de ahí de la manera que fuera», reflexiona el zaragozano, que considera que una vez conseguida la salvación, «lo suyo sería una pitada descomunal», pero cree que lo evitará precisamente el adiós al estadio.
También piensa así Javier Illera, presidente de la peña Los Magníficos. «La gente está cansada de engaños, de mentiras y de que todas las temporadas estés peleando por lo contrario a lo que se te promete», comienza el zaragozano. Sin embargo, considera que ya habrá tiempo de pasar facturas. «El domingo es el día para que La Romareda, por todo lo que hemos vivido allí, eche el resto», asegura tajante Illera.
Eso no quita para que durante el curso haya sentido de cerca el hartazgo de la afición, pero la necesidad de socorro del equipo ha hecho que muchos hayan hecho de tripas corazón para seguir animando aunque en algún momento haya apetecido lo contrario. «El Real Zaragoza, su escudo, se lleva en el corazón. Este año, bueno, ya van unos cuantos, ha tocado sufrir con él. La gente ha hecho lo posible y lo imposible y contra el Deportivo lo volverá a hacer», subraya. «Si empiezan bien va a ser una fiesta. A poco que hagan la gente se va a poner loca», añade.
Pero, aunque a veces lo parezca, la grada no mete goles. Algo más cauto se muestra Paco Bordonada, de la peña Belchite-Montemolín, que espera también «que se acabe ya esta temporada de una vez por todas» ganando a los gallegos. «El Deportivo viene aquí de vacaciones. Si no podemos con ellos...», dice sin lanzar las campanas al vuelo. «Aunque como nos pongan un árbitro como el del otro día contra el Oviedo no tenemos nada que hacer», señala todavía muy enfadado con lo que sucedió el pasado domingo en el Carlos Tartiere.
Eso sí, Bordonada es partidario de que, cuando acabe el encuentro y aunque se logre la ansiada salvación, no hay demasiada euforia: «No hay nada que celebrar. Además los últimos homenajes no han salido bien. Animaremos porque nos jugamos mucho, pero tenemos que ser más exigentes. En las mismas circunstancias en otra época se hubiera pitado día tras día y alguno no hubiera salido vivo».
Y es que para Julián Villavieja, presidente de la peña Los Alifantes, lo que mejor ha hecho Gabi desde que llegó es saber calmar las aguas. «Ha sido listo. Sabía que fútbol con lo que tiene no nos iba a poder ofrecer mucho y se nos ha llevado por el otro lado, el de lo sentimental», analiza el zaragocista. «Ha conseguido ese margen de confianza que ha dado tranquilidad al equipo y ha rebajado las críticas de la grada», apunta.
Esa buena atmósfera no tiene duda Villavieja que se mantendrá este domingo. «Lo normal es que sea el partido con mejor ambiente del año por todo lo que conlleva. Esperemos que los jugadores den el callo», resalta. Quien seguro que lo hará será, por última vez, será el viejo estadio municipal y su gente. «La afición no va a fallar. Va a volver a estar ahí, animando desde el primer minuto y perdonando lo que haya que perdonar. Esperemos que el último día de La Romareda sirva para algo», acaba melancólico Villavieja.
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