La opinión de Sergio Pérez
La vergüenza de Castellón y el Real Zaragoza de los pájaros disparando a las escopetas
El jueves, Gabi despachó asuntos de club sin ni siquiera estar confirmado como entrenador para la próxima temporada. Con coherencia y realismo, eso sí. La actual propiedad necesita centrarse y recuperar la normalidad

Gabi Fernández y Fernando López, en la presentación del entrenador. / LAURA TRIVES

Desde el otoño pasado, la temporada del Real Zaragoza se giró del revés. Primero de manera suave, poco a poco y sin grandes caídas. Luego, con un derrumbamiento absoluto y pronunciado. Fue el momento en el que se encendieron todas las alertas y la SAD se vio obligada a pegar un volantazo radical con las destituciones conjuntas de Miguel Ángel Ramírez y de Juan Carlos Cordero en busca de un cambio inmediato de dinámica que no llegaba.
Con sufrimiento y jornadas de alto riesgo, con el futuro del club bailando al borde de un precipicio, Gabi Fernández consiguió detener el declive y consolidar al equipo en la decimoctava posición, durante varias jornadas al mismo punto de distancia que se lo encontró y con las victorias consecutivas ante el Racing de Ferrol y el Cartagena ensanchando el margen hasta los cuatro. El triunfo salvador frente al Deportivo amplió el margen hasta los seis con respecto al Eldense, el último descendido de esta campaña. La derrota de Castellón de este viernes fue el resumen de la temporada: una vergüenza.
Parece una empresa menor pero ha tenido un alcance mayor: el club continuará en el fútbol profesional, que en verdad no es nada pero que, contextualizado, no es poco. No es un galimatías sino la realidad de este Zaragoza contemporáneo. La Liga comenzó con unas expectativas altas y terminó completamente torcida, con el equipo peleando por unos objetivos muy distantes de los iniciales y el año totalmente del revés.
Con la permanencia conseguida, así siguen las cosas en la SAD, con los pájaros disparando a las escopetas. En la rueda de prensa previa al partido de Castellón, Gabi Fernández despachó sobre asuntos de club sin ni siquiera estar confirmado oficialmente como entrenador para la próxima temporada, aunque muy raro sería que no lo fuera.
El madrileño desgranó el perfil que la SAD necesita para la dirección deportiva, alguien de nivel, con experiencia y conocimiento de la categoría e incluso descartó alguna opción públicamente. Aunque todo lo que dijo estuvo cargado de coherencia y un realismo crudo, habrá que recordar que el próximo director deportivo será el jefe inmediato de Gabi. Debería ser quien lo eligiera. No a la inversa.
Tras su tercera temporada en la ciudad, todas buenas desde el punto de vista económico (con el importante borrón de su falta de aportación este año en la hoja de ruta de la sociedad La Nueva Romareda) pero realmente malas deportivamente, la actual propiedad del Real Zaragoza necesita centrarse pronto. Ordenarse, tener una mejor coordinación, construir una estructura perfectamente jerarquizada a no tardar y dar una imagen mucho más seria y pulcra. Recuperar la normalidad perdida y evitar este tipo de situaciones. Que las escopetas empiecen a disparar a los pájaros. Dejar de hacer las cosas al revés para que en el futuro puedan salir del derecho.
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