REAL ZARAGOZA

Muere Juan Antonio Gracia, el que fuera capellán del Real Zaragoza desde 1956

Su funeral será este viernes en el Pilar

Severino Reija conversa con Juan Antonio Gracia antes del funeral de Juan Manuel Villa.

Severino Reija conversa con Juan Antonio Gracia antes del funeral de Juan Manuel Villa. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Zaragoza

Pocos días después de cumplir los 100 años ha fallecido este miércoles Juan Antonio Gracia, canónigo emérito del Cabildo Metropolitano de Zaragoza y capellán del Real Zaragoza desde 1956. Su funeral se celebrará este viernes a las 10.30 en la basílica del Pilar. Historia viva del club, fue casi uno más de Los Magníficos. Como capellán fue su confesor y amigo pero también quien ofició sus bodas y los bautizos de sus hijos. Aunque en los últimos años ya no ejercía como tal, siempre estaba en la ofrenda a la Virgen del Pilar al inicio de cada temporada.

Antes que capellán fue aficionado, un niño que acudía al campo de Torrero junto a su tío Julián y no solo a los partidos, también a los entrenamientos. A sus noventa y muchos años aún era capaz de recitar de memoria la alineación de los Alifantes. «El equipo era Lerín, Gómez, Alonso, Pelayo, Municha, Ortúzar, Ruiz, Amestoy, Olivares, Tomás y Primo. Después de la escuela nos íbamos a ver el entrenamiento de los jugadores. Simón, que era el encargado del material, nos dejaba entrar y Tomás, que era muy bueno con los chavales, se quedaba a jugar con nosotros, a ver desde qué distancia le metíamos gol», rememoraba en una charla con este diario.

Preguntado sobre la mejor época del club, no lo dudaba. «Lo mejor, los Magníficos. Unos partidos tan sublimes, que me acuerdo de muchos de ellos, no de uno. Yo estaba en la fila uno, con el médico, y decía, me da vergüenza no pagar por un espectáculo tan fantástico, tan extraordinario», aseguraba. Y el mejor de los mejores, Carlos Lapetra.

Y eso que Juan Antonio Gracia conoció a Pelé en persona. "He sido periodista deportivo, tenía un carné que me permitía entrar en todos los estadios del mundo. Iba a Colombes, al Parque de los Príncipes, y en el estadio olímpico vi jugar a Pelé con Brasil y vi entrar a Bahamontes campeón del Tour de Francia", rememoraba sobre la época que vivió en París.

El 3 de septiembre de 1974 Pelé jugó con el Santos en La Romareda, en un partido marcado por el larguero que rompió Ovejero. Juan Antonio Gracia fue el encargado de entregarle un regalo especial al brasileño, una Virgen del Pilar. «La idea no fue mía sino del club, del presidente José Ángel Zalba, que tenía relación con Brasil. Llevó la Virgen al vestuario y me pidió que la bendijera y se la entregamos a Pelé fuera del vestuario, en las escaleras que salen al césped. Le hablé de la Virgen, que es reina de la Hispanidad, y le dije que la bandera de Brasil es una de las que están en el Pilar porque la Hispanidad comprende Latinoamérica e Iberoamérica, un total de 33 países». Al cabo de los años, Pelé acabó subastando esta talla. «Me pareció fenomenal, qué mejor que la Virgen pueda ayudar a alguien que lo necesita», señaló Juan Antonio Gracia.

Juan Antonio Gracia continuó ejerciendo con los Zaraguayos y le quedó un especial recuerdo de su entrenador, Luis Cid Carriega, hasta que la figura de capellán fue poco a poco desapareciendo del día a día del funcionamiento de la entidad. No obstante, Gracia siempre decía que su nombramiento no se lo había dado el club sino el arzobispo, por lo que seguía siéndolo aunque no ejerciera. Una de sus últimas apariciones públicas se produjo en el funeral de uno de sus Magníficos, Juan Manuel Villa, en el que tuvo unas palabras para recordar su figura.

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