La opinión de Sergio Pérez
Dani Gómez, Kodro, Bazdar, Soberón y el instinto asesino del Real Zaragoza
El Real Zaragoza ha estado muy desacertado en la definición. Esa es la causa principal de que no haya sumado algún punto más, pero hay otras

Dani Gómez protesta una acción ante el Valladolid, al que marcó. / JAIME GALINDO

Cuando un equipo suma seis puntos de 24 posibles, no es capaz más que de ganar un partido de los ocho primeros y solo marca cuatro goles en ese espacio de tiempo, para sus responsables es obligatorio reflexionar en profundidad y de manera seria. Un escenario así no es solo resultado de una causa sino producto de una suma de factores que, entre todos, han generado ese efecto.
En el caso del Real Zaragoza, que es el equipo que responde a esas coordenadas, han influido numerosas circunstancias para que el arranque de Liga haya sido tan malo: los primeros partidos con la piezas sin ajustar tras un cierre de mercado muy tardío; la manera de jugar, frontera entre el bien y el mal, un modelo que requiere de una eficacia máxima; los volantazos y la indefinición táctica del inicio de Liga, las propias limitaciones de la plantilla y del entrenador o las dificultades para generar un fútbol más limpio.
Sin embargo, además de esos factores hay uno que sobresale entre los demás: el llamativo desacierto ante el gol. El Real Zaragoza lleva seis puntos en su casillero y ocupa puesto de descenso por ello, pero bien podría haber sumado algo más con un mejor tino en la zona de tres cuartos del campo y, sobre todo, a la hora de la definición. Por ejemplo, ante la Real Sociedad B en Anoeta en la jornada inaugural, frente al Andorra con 0-1 durante 25 minutos, contra el Valladolid en el Ibercaja Estadio o este mismo domingo ante el Córdoba.
Sin embargo, la realidad es tozuda. No ha sido así. El Real Zaragoza ha estado extraordinariamente desacertado en el área rival. Los cuatro goles del equipo se reparten de este modo por el momento: Dani Gómez ha hecho dos, Bazdar uno y Sebas Moyano, otro.
En todos los partidos de esta temporada se observa con nitidez un manifiesto desatino a la hora de la definición por parte de los delanteros del Real Zaragoza, malos golpeos, posicionamientos técnicos incorrectos en los disparos, precipitación, elecciones equivocadas en el último pase o segundos de dudas letales en momentos en los que no hay que dudar. Muchas veces las jugadas también han llegado a su instante culminante a trompicones y un poco sucias.
Es decir, un conjunto de circunstancias que se pueden agrupar en una sola: falta de calidad en el área rival. El Real Zaragoza tiene buenos delanteros, pero no tiene buenos goleadores. También cuenta en su plantilla con atacantes capaces de agitar y de producir peligro desde la segunda línea, como Sebas Moyano, Paulino, Valery o Pau Sans, pero con una relación circunstancial con el gol, no constante.
Entre los puntas natos, ninguno es un 'killer' de nacimiento. En sus días más álgidos, Mario Soberón convirtió diez tantos la pasada temporada, Dani Gómez (jugador de notable nivel) nueve en el Tenerife en la 19-20, Kodro hizo ocho en el Gaziantep justo antes de llegar al Zaragoza o Bazdar siete en el Partizan en la 23-24. De Bakis, mejor ni hablar: está por estar.
Al paso por la jornada 8 del campeonato, antes de visitar al Almería, el club sitúa el principal foco del incendio de lo que está sucediendo en el desacierto en ataque. Hay más causas, pero seguramente esa sea la más importante ahora mismo. Gabi tendrá que trabajar intensamente en apagar ese fuego y, ante el perfil de sus delanteros, varios buenos jugadores pero sin un gran instinto asesino, implicar en la tarea de hacer gol a cuantos más futbolistas mejor.
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