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La opinión de Sergio Pérez

De Akouokou a Aguirregabiria: el impacto de los fichajes del Real Zaragoza

Salvo excepciones, el influjo de los fichajes en el equipo está siendo bajo

Tachi protesta una acción en el encuentro ante el Córdoba, con Insua, otro de los fichajes a su lado.

Tachi protesta una acción en el encuentro ante el Córdoba, con Insua, otro de los fichajes a su lado. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Zaragoza

En un verano estresante para los ejecutivos de la SAD, con muchas operaciones de última hora jugando cartas de negociaciones largas, el Real Zaragoza culminó doce fichajes. Es decir, prácticamente media plantilla. El objetivo, renovar el equipo a fondo, transformarlo y cambiar el máximo número de jugadores posible buscando nuevos horizontes y otros perfiles, adaptados al fútbol de Gabi Fernández.

Hasta la octava jornada, el Real Zaragoza no ha funcionado. Por eso es penúltimo y solo ha sumado seis puntos. El vestuario entiende que el problema principal que ha sufrido el equipo es de falta de puntería, una conclusión que, en cierta medida, comparten los ejecutivos deportivos de la entidad aunque amplían el espectro de las causas.

El impacto de los fichajes de este pasado verano no ha sido alto por el momento. No puede ser de otra manera con esos números. Pero hay casos y casos. En la portería, mientras jugó, Adri Rodríguez rindió a buen nivel, ofreciendo la seguridad que se le pide a un portero y no haciendo nada para merecer la suplencia. Pagó los platos rotos del mal arranque colectivo en la Liga y los galones con los que llegó Esteban Andrada. El argentino lleva dos partidos bajo palos, el primero con la portería a cero y la primera victoria del curso ante el Mirandés y, el segundo, con derrota contra el Córdoba. Ha tenido muy poco trabajo.

En defensa, el Real Zaragoza realizó una reforma en profundidad buscando más veteranía y centrales más físicos. Insua está jugando con la solvencia que se esperaba. Siempre ha sido un buen jugador cuando las lesiones le han respetado. Indiscutiblemente, es titular indiscutible. Radovanovic perdió esa condición: estuvo errático, vulnerable con metros por detrás y a un nivel insuficiente cuando jugó. Además, tuvo un golpe de infortunio con su choque con Juric ante el Valladolid.

Por eso, el serbio perdió el sitio y se lo ganó Tachi. El madrileño ha tenido momentos de dudas al inicio de los partidos y, poco a poco, se ha ido asentando. Sus diagonales pueden ser un arma más en la salida del balón. No ha llegado tampoco a su máximo. Como Pomares, que ha adelantado a Tasende en el lateral izquierdo por su mayor solvencia defensiva. Llegando arriba ha puesto unos cuantos buenos centros. Aguirregabiria sigue inédito. Cuando Gabi decidió quitar a Juan Sebastián, optó por volver a reconvertir a Francho. Martín es un fichaje al que, por el momento, es imposible encontrar justificación.

En el centro del campo, la aparición de Akouokou ha sido la más convincente junto con la de Insua. Es un jugador muy específico, con un perfil claramente defensivo y programado para el equilibrio táctico y las recuperaciones que al Zaragoza le está dando rendimiento. Con sus condiciones es imposible que sea un jugador que desequilibre partidos. Como Saidu, que no fue una contratación, pero que apareció sin esperarlo y se ha quedado en el primer equipo.

En los extremos, la SAD invirtió dinero y apostó por incorporar varias piezas buscando una renovación importante con jugadores más hechos, veloces, con regate y cierto gol. Solo Sebas Moyano está dando un nivel cercano al esperado. Paulino, un futbolista con perfil microondas como Vinnie Johnson en los Pistons, tuvo una buena aparición en pretemporada pero ha estado irregular en la Liga. Ahora está lesionado. De Valery se espera mucho. Viene de un año complejo. De momento ha dado poco. Tiene mucho más.

En la delantera, el club apostó por la continuidad al contar con un número alto de contratos en vigor. Solo incorporó a Kenan Kodro. Su impacto es imperceptible por ahora.

Un repaso al nivel que están dando los fichajes del pasado verano sirve como botón de muestra perfecto de lo que le está ocurriendo al equipo a nivel colectivo. Salvo excepciones, su influjo está siendo bajo. Como el rendimiento de los futbolistas que seguían en la plantilla, donde pocos están cerca de sus máximos o aportando lo suficiente. Todos han de dar pasos adelante, también los nuevos, que vinieron para ayudar a cambiar la realidad del Real Zaragoza y, de momento, no lo han conseguido.

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