Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

La opinión de Sergio Pérez

El momento de la vida de Emilio Larraz y las figuras de Luis Costa y Manolo Villanova en el Real Zaragoza

El Real Zaragoza perdió para siempre, porque de momento no ha vuelto a recuperarlo, todo lo bueno que encarnaban las figuras de Luis Costa o Manolo Villanova

Emilio Larraz, entre Dani Gómez y Juan Sebastián en el entrenamiento del Real Zaragoza.

Emilio Larraz, entre Dani Gómez y Juan Sebastián en el entrenamiento del Real Zaragoza. / JAIME GALINDO

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Zaragoza

Las hojas del calendario marcaban los días finales de mayo de 2012. Al Real Zaragoza SAD le llegaba el fango hasta las orejas con una deuda altísima. Estaba en pleno concurso de acreedores. Eran los últimos años de la peor etapa de la historia del club. De aquellos polvos todavía vienen algunos de los lodos de hoy en día, aunque otros son ya cosecha propia del presente. Agapito Iglesias decidió despedir de golpe a Pedro Herrera, Manolo Nieves y Luis Costa. Antes, en junio de 2009, el empresario soriano había prescindido de Manolo Villanova. Hace unas semanas, el club le rindió un merecidísimo homenaje.

En ese momento, mayo de 2012, el Real Zaragoza perdió para siempre, porque de momento no ha vuelto a recuperarlo, todo lo bueno que encarnaban las figuras de Luis Costa o Manolo Villanova. Dos hombres de club, dos entrenadores habituados a trabajar en la sombra por y para el Real Zaragoza, discretos y preparados para situaciones de emergencia. Luis Costa no solo fue eso: fue un ganador. Campeón de las Copas del Rey de 1986 y de 2001, su nombre es uno de los grandes de la historia de la entidad.

Costa dirigió más de 200 partidos en Primera División y Villanova los rozó. Hablar de ambos viene al caso en estos días tormentosos porque el Real Zaragoza echa de menos todo lo que representaron. Echa de menos contar con técnicos de alta cualificación siempre preparados en la trastienda, conocedores de la realidad del club y de la ciudad y de los que la SAD pueda echar mano en situaciones de peligro. Este periodo es de entreguerras. La estructura tiene numerosos agujeros todavía sin tapar. A sus tareas, los responsables de la entidad deberían añadir figuras así para el futuro.

El club tiene ahí un déficit profesional y sentimental sin cubrir. Tratándose de otra cosa, porque las circunstancias han llevado su trayectoria profesional por escalones inferiores del fútbol, Emilio Larraz tiene ahora la oportunidad de su vida, un momento que puede durar un instante o, quizá, quién sabe, prolongarse.

El aragonés entrena al equipo desde el lunes y se sentará en el banquillo el sábado contra la Cultural Leonesa en el Ibercaja Estadio. Dirigirá a un equipo que marcha colista, que solo ha ganado un partido de nueve y fuera de casa. Un equipo en crisis que ya ha devorado al primer entrenador de la temporada.

Lo hará sabiendo que el Real Zaragoza está buscando entrenador, pero que busca un técnico que le convenza y que le ofrezca garantías, si es que eso es posible en un mundo tan imprevisible como el fútbol. Mientras eso sucede, a la par, Larraz tiene una bala en la recámara. Huelga decir que tendrá que ganar a la Cultural para que esa bala no acabe perdida.

Tracking Pixel Contents