El libro de estilo de Rubén Sellés: así jugará el Real Zaragoza
La presión alta, también tras pérdida, las transiciones rápidas y la intensidad presiden el ideario del técnico valenciano, que lo define como "caos organizado" y al que le gusta mucho el 4-2-2-2 ponderando la figura del llegador

Sellés, durante su primer entrenamiento al frente del Real Zaragoza. / Jaime Galindo.

Es Rubén Sellés un entrenador moderno, metódico, un apasionado de la táctica y un estudioso del juego. Joven (42 años) pero con un amplio recorrido ya por el fútbol profesional en distintos países, sobre todo en Inglaterra, habla perfectamente inglés y se maneja con fluidez en el ruso, pero su lenguaje preferido es el futbolístico, algo a lo que lleva dedicado casi toda su vida, desde que salió, bien joven, de su Valencia natal.
Fiel admirador de Rafa Benítez, el ideario de Sellés se sustenta sobre el ideario del madrileño, pero no en exclusiva. Porque el nuevo entrenador del Real Zaragoza se ha hecho a sí mismo a base de estudio y diversas experiencias en competiciones tan diferentes como las Ligas de Grecia, Rusia. Azerbaiyán, Norurega, Dinamarca o Gran Bretaña. Media Europa recorrida para consolidar un manual de estilo que incluye como premisas básicas el orden, la intensidad, la agresividad, la verticalidad y la presión alta. «Mi idea del fútbol se basa siempre en los momentos de alta intensidad, especialmente en las acciones defensivas. Debemos ser muy dinámicos y defender lejos de nuestra portería. Presionamos para hacer goles», describió el propio técnico para The Coaches’ voice.
«Mi idea del fútbol se basa siempre en los momentos de alta intensidad, especialmente en las acciones defensivas. Debemos ser muy dinámicos y defender lejos de nuestra portería. Presionamos para hacer goles», dice Sellés
Está por ver si la composición de la plantilla del Zaragoza y las características de sus jugadores permitirán a Sellés aplicar sus ideas o tendrá que trasladar su flexibilidad táctica a otras facetas del juego. No tiene el valenciano un sistema de cabecera, como el 4-2-3-1 fetiche de su admirado Benítez. En el Reading, por ejemplo recurrió tanto a 4-3-3 como al 4-2-2-2, también en el Southampton, con doble pivote. Es ahí donde emerge una de las principales confluencias con Benítez: la importancia de los mediocentros en un doble pivote compuesto por un efectivo más posicional y otro más creativo. No lo tendrá fácil en el Zaragoza, en el que solo Moya tiene un perfil marcado, en cierto modo, por la confección más que por el corte.
Admirador de Benítez,la táctica le apasiona y el 4-2-2-2 es uno de sus sistemas preferidos
Eso sí, la presión es indispensable, lo que exige una elevada condición física que tampoco parece adornar al actual Zaragoza. La quiere Sellés alta para robar en campo rival, sobre todo, si su equipo tiene dificultades en la salida de balón, como es el caso. De este modo, el robo arriba recorta el camino hasta el marco rival y rebaja un tanto los problemas en la generación de juego. En ese sentido, la atracción del oponente para liberar espacio a su espalda se antoja también esencial, si bien eso exige velocidad arriba para explotar esos espacios. Ahí, el llegador (generalmente, desde la mediapunta) adquiere un protagonismo principal.
Si relevante es la presión alta, también lo es la aplicada tras perdida o contrapresión, que ocupa un lugar preferente en la filosofía de Sellés. «Con el balón, debemos ser organizados y llegar muy rápido al último tercio de campo. Queremos ser directos. Debemos ser capaces de combinar para llegar al último tercio o, cuando tenga sentido, superar las líneas rivales con una construcción más combinativa», ha explicado el valenciano en alguna de sus publicaciones en la que se refiere a lo que entiende como «caos organizado». «La organización con el balón es muy importante. Mi equipo debe ser capaz de aplicar una presión tras pérdida muy alta, para sacar mucho partido de las transiciones cuando recuperamos el balón. Nos encanta el «caos organizado», detalla.
Le gusta defender lejos de su portería, exige dinamismo en el juego e intensidad alta en defensa
Su formación concede un espacio trascendental al trato directo con el jugador. Esa honestidad a la que el propio técnico hizo referencia en su presentación oficial como nuevo técnico del Zaragoza, le impone ir siempre de cara hacia el futbolista, al que promete la misma protección que exige. Se gana su confianza a través de una gestión de grupos aprendida de su admirado Quique Hernández.
Sus entrenamientos se conciben sobre el balón, con la posesión y el robo como elementos primordiales. Del campo de entrenamiento al despacho y de ahí al visionado constante de partidos para acumular información y ponerla al servicio de un vestuario al que exige energía y espíritu colectivo. Y pobre del que no entienda ese mensaje, porque Sellés no tolera la falta de sacrificio y solidaridad, hasta el punto de no tener problema alguno en prescindir de pesos pesados.
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