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La opinión de Sergio Pérez

Los fallos clamorosos de Toni Moya y la condena de muerte del Real Zaragoza

El Zaragoza perdió contra el Deportivo porque es peor. El equipo no se puede permitir fallos ante el gol como el de Moya con 0-0. Son una condena

Toni Moya protege un balón ante la oposición de Gragera, del Deportivo.

Toni Moya protege un balón ante la oposición de Gragera, del Deportivo. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Zaragoza

El más importante de los problemas que ha sufrido el Real Zaragoza en este inicio de temporada se puede resumir en una acción muy gráfica del partido contra el Deportivo de La Coruña. Corría el minuto 26 cuando Insua lanzó un balón en profundidad con toda la intención. En tres cuartos, Guti lo amortiguó con el pecho para reorientar la jugada de cara. Recibió falta. Ais Reig aplicó la ley de la ventaja cuando el balón le cayó en los pies a Francho, que se inventó un excelente servicio en profundidad que eliminó todas las líneas de defensa rivales.

Rompiendo al espacio, Toni Moya se quedó delante de Germán Parreño. Un mano a mano de los de toda la vida. Solo. Más solo, imposible. Solo como la una. Una ocasión clamorosa, de las que uno se imagina cuando sueña con una oportunidad de gol. El golpeo de Moya, excesivamente raso y sin espíritu, se estrelló en el pie del portero visitante, que desbarató el peligro. El peligro y, eso no se sabía por entonces pero se intuía, todas las opciones de victoria.

El Zaragoza había llegado a la duodécima jornada colista con seis puntos, una victoria y unas terribles dificultades para marcar. El control de la escena correspondía al Deportivo, un equipo con más calidad pura y más jugadores preparados para el pase y el sobeteo del balón. Mejores futbolistas. Rubén Sellés volvía a tener a su equipo bien ordenado pero sin continuidad en su juego ofensivo, sujeto a acciones puntuales, a ráfagas. Al final de la primera parte, Soberón también tuvo la suya tras un centro roscado de gran calidad de Aguirregabiria. No lo llegó a rematar porque se preocupó más de que le intentaran hacer penalti que de buscar el esférico con determinación.

En una situación tan crítica como la que atraviesa el Real Zaragoza, cada error penaliza con la derrota. Toni Moya tuvo en sus pies la posibilidad del triunfo, al menos de poner por delante a su equipo. Falló. Luego, en una acción que refleja perfectamente por qué ha decepcionado de manera tan considerable desde su fichaje, perdió un balón en su campo que inició la acción del 0-1 del Deportivo. Moya fue al balón sin carácter ni fuerza. Se lo birlaron. Luego, Mario Soriano lo coló en la escuadra tras una falta mal defendida. El disparo fue de altísimo nivel. Igual que la jugada de Yeremay en el 0-2. Corrió todo el campo por la banda derecha aguantándole y ganándole el esfuerzo a Ale Gomes en su debut. Al llegar a la línea de fondo se la dejó a David Mella, otro que tal. Gol. Soriano-Yeremay-Mella. La diferencia se explica sola.

El Zaragoza de Rubén Sellés ha recibido tres goles y ha perdido dos partidos. Todavía no ha anotado en la Liga. Su mejor punta es Dani Gómez, que ni jugó. Los dos primeros tantos, a balón parado: en un córner en Gijón, en una falta en el Ibercaja Estadio. Cada equivocación en área propia o en la contraria es una condena de muerte en un equipo tocado y casi hundido y sin capacidad de reacción. Ahora mismo parece imposible que el Zaragoza gane un partido.

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