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La opinión de Sergio Pérez

Las contradicciones del Zaragoza de Rubén Sellés y la única puerta hacia la salvación

Sellés ha mejorado algo el aspecto del equipo. No de manera extraordinaria, pero sí perceptible, aunque no ha resuelto el gran problema de esta temporada: el Zaragoza no domina las áreas

Rubén Sellés da instrucción desde la banda del Ibercaja Estadio con energía.

Rubén Sellés da instrucción desde la banda del Ibercaja Estadio con energía. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Zaragoza

El Real Zaragoza ha mejorado con Rubén Sellés, pero no ha mejorado. Es algo tan contradictorio que parece absurdo. Y, en cierto modo, lo es. Porque los resultados no han mejorado, siguen como estaban: dos derrotas más que unir a las tres anteriores, una con Emilio Larraz y dos con Gabi Fernández, las que terminaron costándole el puesto.

Si las victorias no llegan, tampoco los empates, la mejoría no existe aunque exista. El Real Zaragoza de Rubén Sellés ha dado un paso adelante en organización táctica, en capacidad de combinación en varios momentos de los partidos, en nuevas soluciones y en cierta riqueza sobre el campo. Eso es lo que los entrenadores llaman competir y que tan contentos les deja porque entienden que están sembrando para recoger más pronto que tarde.

Gabi ya sentía esa satisfacción. Sellés, también. Tanto en la derrota en Gijón como contra el Deportivo, el entrenador valenciano puso el acento en la competitividad que había visto en el Real Zaragoza. “Nadie ha sido mejor que nosotros”, dijo. Fue la manera en la que resumió su parecer de modo totalmente gráfico a pesar de las dos derrotas.

Sellés llamó a insistir en el camino en busca de que las semillas crezcan y den sus primeros frutos en forma de triunfos. Ciertamente, su llegada ha provocado una mejoría en algunos aspectos del juego y en la puesta en escena, más asentada y preparada. Tan cierto como que esa progresión ha sido insuficiente. El Zaragoza de Rubén Sellés y el Zaragoza de Gabi Fernández tienen una terrible similitud: ninguno ha dominado las áreas, ni la propia ni la rival.

En ataque, el equipo continúa con los mismos problemas ante el gol, igual de importantes y de momento sin remedio. Llega en una cantidad de veces similar a la etapa de Gabi pero construyendo algunas acciones de manera más académica, lo que es un punto a favor. Lo peor, que las oportunidades continúan sin convertirse en goles por muy claras que sean.

En defensa, el Zaragoza sigue sin dominar su área. Con poco, el castigo es mucho. Sucedió en Gijón en un tremendo despiste en un córner, que supuso el 1-0 final. Volvió a ocurrir en el Ibercaja Estadio ante el Deportivo de la Coruña en el 0-1. Mario Soriano hizo un gol de bandera con un golpeo de super clase. Nadie ensució su disparo ni nadie hizo nada por entorpecerlo.

Sellés ha de dar con una solución en las dos zonas del campo donde los partidos se convierten en victorias o en derrotas, cerrar ese agujero negro en las dos áreas, donde falta acierto en la contraria y contundencia en la propia. Entonces, el Real Zaragoza sí mejorará de manera real. Esa es la única puerta hacia la salvación.

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