EL SECTOR DEL TURISMO
Las termas fallidas en Teruel
El balneario de Segura de Baños cerró antes de la pandemia y sin visos de volver a funcionar tras una inversión pública de 9 millones

Cerrado 8 Instalaciones del balneario de Segura de Baños. | MASQUESTUDIO / j. h. p.
j. h. p.
El pequeño pueblo de Segura de Baño, en la comarca turolense de Cuencas Mineras, logró en julio de 2017 cumplir el sueño de recuperar el turismo termal que antaño tuvo. Por esas fechas abrió sus puertas el nuevo balneario como un alojamiento de cinco estrellas, el único por entonces con esta categoría que había en toda provincia. La apertura se produjo tras 15 años de gestiones y 9,2 millones de euros de financiación pública del Plan Miner y del fondo Fite. El proyecto fue todo un revulsivo económico y laboral para el municipio, de apenas 35 habitantes, y todo su entorno. Llegó a generar 30 empleos en una zona muy deprimida económica y demográficamente, pero el establecimiento de lujo apenas duró abierto dos años y medio. A principios de 2020, unas semanas antes de que se declarase la pandemia, cerraron las instalaciones. Pasado el tiempo, siguen sin visos de volver a ponerse en marcha a corto o medio plazo.
La empresa valenciana Sensational Hotels & Spas Sl era la encargada de la gestión de esta infraestructura hotelera, que es de titularidad municipal. La compañía adjudicataria cesó su actividad en el mes de febrero del pasado año aduciendo causas económicas y organizativas debido a los resultados negativos de 2019. La baja ocupación mermó los ingresos previstos por este operador.
Otra de los motivos que alegó para tomar esta decisión fue haber perdido una subvención de 200.000 euros que procedían de las ayudas del carbón, a través del Instituto Aragonés de Fomento (IAF), unos fondos que se otogaron al constructor del complejo turístico. La empresa alegó también que tuvo que invertir medio millón suplementario en obras de acondicionamiento de las instalaciones, en el curso de las cuales se detectaron vicios ocultos en la estructura.
Concurso de acreedores
La clausura supuso el despido colectivo de una veintena de trabajadores, a los que se planteó como única opción para evitar el cierre que pasaran a ser fijos discontinuos, una alternativa que la plantilla rechazó por la desprotección en la que quedaban los empleados, ya que algunos ni siquiera podían recibir prestaciones de desempleo.
Desde la parte social denunciaron además que la empresa que regentaba las termas había cometido una serie de «irregularidades» en su gestión, entre ellas el supuesto incumplimiento del convenio de hostelería, con unos sueldos por debajo de los fijados legalmente.
Pocos meses después de producirse el cierre del alojamiento, a finales de julio, la sociedad Sensational Hotels & Spas presentó concurso de acreedores en un juzgado de Valencia, un procedimiento que sigue su curso.
La expectativas que estas instalaciones recobren la actividad nuevamente parecen lejanas. «Con las circunstancias actuales es muy difícil que vuelva a funcionar el balneario», afirmó ayer a este diario el alcalde del municipio, José Antonio Martín Bellés, que lamentó la situación vividas por el proyecto de las termas. «Es una pena», apuntó. «Estamos en trámites para ver qué hacemos», agregó sin ahondar en más detalles, aunque aseguró que el complejo se encuentra en buen estado.
La fallida inversión pública supuso un mazazo para una comarca azotada por la despoblación y con escasos recursos y alternativas laborales. La apertura del balneario a mediados del 2017 insufló optimismo a Segura de Baños y los municipios del entorno, pero el ansiado proyecto se desvaneció con rapidez privando a la zona de una infraestructura turística de este nivel.
Una reapertura «difícil»
La historia de los Baños de Segura, en la ribera de la cabecera del río Aguasvivas, se remonta a principios del siglo XVIII. Tras numerosos avatares, el primer complejo cerró en 1983, cayendo en el deterioro y el olvido. El Ayuntamiento de Segura de Baños lo adquirió y en 2002 emprendió el proyecto para recuperar el espacio. Tras 15 años de gestiones y obras, volvió a la vida convertido en un establecimiento de lujo.
Se convirtió en el balneario número once de Aragón con unas instalaciones que contaban con 48 habitaciones, incluidas dos grandes suites, dos piscinas activas, restaurante, cafetería y espaciosos salones. Todo ello, enfocado a ofrecer calma y silencio en un ambiente selecto y cuidado en contacto con la naturaleza. El sueño de que este complejo termal vuelve a recobrar su vida sigue presente en la zona, pero se antoja difícil de cumplir.
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