No tenía una situación fácil el portavoz del PP, Luis María Beamonte, en su intervención en el debate del estado de la comunidad. El popular nunca se ha sentido demasiado cómodo en estos debates, y este jueves se sintió más liberado, como despojado de un lastre, después de que hace unos días anunciara su intención de no repetir como presidente de los populares aragoneses, aunque su intención es continuar liderando la oposición parlamentaria hasta final de legislatura para después emprender una nueva aventura política en Madrid. Ayer, en algunos momentos de su intervención, parecía que hablaba en clave nacional utilizando el más puro argumentario de Génova en sus críticas a Pedro Sánchez y el Gobierno nacional de coalición.

Es un fenómeno frecuente en la oposición en Aragón: exculpar a Lambán y responsabilizar al Gobierno central de todos los males. Nada más cómodo para el presidente del Ejecutivo aragonés, que ayer se sintió de nuevo a gusto en su réplica consciente de que esos reproches apenas erosionan al cuatripartito. Y se desenvolvió en un escenario en el que se mueve bien cuando es interpelado por Beamonte, el ataque irónico y ambivalente. Usó para ello una comparación con los hombres del paleolítico que pintaban en cuevas bisontes y flechas porque creían que por el fenómeno de «la magia simpática», tendrían más opciones de cazar bisontes. Magia simpática, dijo Lambán, es lo que tiene Beamonte cada vez que tilda de «incapaces» a los consejeros o de «fracasados». Por ello, le invitó «a salir de la cueva» en la que se reúne «con la clientela más radical del PP» para comprobar «los logros que está haciendo este Gobierno» resolviendo muchos problemas que, consideró, fueron incapaces de resolver losgobiernos populares.

A pesar de que en líneas generales Beamonte centró su intervención en esos tópicos reproches hacia la izquierda, que representa «la ruina y el fracaso», frente a la alternativa «fiable que es el PP que ha sacado de la ruina dos veces» a España, el dirigente popular señaló que el cuatripartito es una alianza de «conveniencia» y censuró el Aragón «irreal» que trazó Lambán en su discurso. Beamonte le acusó de no hablar nada de los autónomos y las pymes, ni del Pacto del Agua, y le señaló que él mismo admite que los intereses de Aragón son distintos a los del PSOE.

El presidente popular indicó que la izquierda solo trae pobreza y que, a pesar de su «triunfalismo», hay 12.000 aragoneses haciendo fila para recibir alimentos, que a octubre las solicitudes del IMV llegaran a 39.961, y se han denegado 23.407, que han cerrado más de 6.000 empresas o que 63.791 aragoneses estén desempleados y cerca de 5.000 siguen en erte. E insistió en que las políticas del cuatripartito empobrecen a los aragoneses y «arruinan Aragón».

Porque Aragón, indicó, es la comunidad que más grava a las clases medias, que solo ha comprometido 47 de los 141 millones de ayudas a las empresas, que aún no han pagado, y 45 de los 50 millones del plan de rescate a la hostelería, que tampoco han repartido, y «han estado anunciado una lluvia de millones», 19.000 en inversiones para 326 proyectos que crearían 122.000 empleos con los fondos europeos, que no se han concretado. También le acusó de no haber renovado al personal sanitario contratado durante la pandemia.

El presidente del Gobierno aragonés le afeó esta posición derrotista, y señaló que esa «magia simpática» le hace creer que cuanto más diga que Aragón va peor, mejor le va a él.

Lambán también le mostró su desconcierto por considerar que había momentos en los que no sabía si estaba interviniendo en el debate del estado de la comunidad o en el del estado de la nación, y le volvió a enumerar los logros que a su juicio ha conseguido su gobierno frente a la parálisis e inacción de los del PP. Entre ellos, el relanzamiento de Plaza que, según Lambán, intentó hundir el Gobierno de Luisa Fernanda Rudi con acusaciones de corrupción. También le enumeró varios logros económicos. Por ejemplo, que Aragón es la comunidad con menos porcentaje de personas con mucha dificultad para llegar a fin de mes y con menos hogares con todos sus miembros en paro, también con menos población en pobreza severa, el 6,1% frente al 9,5% de la media española.

También señaló que ha aumentado el número de empresas y que han disminuido las empresas acogidas a ertes. También que Aragón tiene una tasa menor de paro que la media española y está cerca de conseguir el pleno empleo.

Tras seguir enumerando todos estos datos económicos positivos, Lambán apeló a las cualidades de Beamonte para ejercer una oposición contundente pero responsable, y le insistió en que se sume a los pactos. «No le pido que apoye al Gobierno, ejerza la oposición, pero suscribiendo estos pactos está apoyando a Aragón».

Fue un debate menos beligerante que en otras ocasiones en las que tanto Beamonte como Lambán han mostrado más acritud. De hecho, quien se llevó un mayor desdén por parte del popular fue el vicepresidente, Arturo Aliaga: «Lo que usted me diga no me importa nada», le espetó de la tribuna a la bancada».