Preservación del patrimonio

La nueva sombra sobre Belchite: «El tiempo actúa en nuestra contra»

El Ayuntamiento de Belchite y los vecinos de la localidad ven la inclusión de los restos del pueblo viejo entre los 25 enclaves históricos en riesgo de desaparición como una de las últimas oportunidades para conservar un espacio único que pierde vestigios en medio de la ruina estación tras estación.

Los representantes de la fundación WMF y del Ayuntamiento de Belchite, ayer en el pueblo viejo.

Los representantes de la fundación WMF y del Ayuntamiento de Belchite, ayer en el pueblo viejo. / Miguel Ángel Gracia

David Chic

David Chic

Belchite

«El tiempo actúa en nuestra contra». Así reflexiona la responsable de la oficina de turismo de Belchite, Marta Beltrán, cuando analiza la situación de ruina en la que se encuentra el pueblo viejo: un enclave histórico, símbolo de la guerra civil, condenado al abandono y a la desaparición en poco menos de dos décadas si no se toman medidas urgentes.

Los grupos de visitantes son fijos en el pueblo, lo que suele cambiar estación tras estación son los muros, tejados y balcones que quedan en pie. Una tormenta, una noche de hielo o una fuerte tarde de cierzo derriba partes significativas de las casas y los templos que se abandonaron en los años cuarenta en plena posguerra cuando el dictador Francisco Franco quiso convertir el enclave en «un símbolo de la barbarie roja».

La responsable de turismo considera «desolador» volver al recinto tras una semana de mal tiempo. «Nunca sabes qué se puede haber derrumbado y eso, además de una pérdida de la memoria de todo el pueblo, implica que desaparece un recurso económico fundamental por su capacidad de atraer visitantes», indica. Hace pocos meses desapareció otra de las casas de la calle Mayor.

El alcalde de Belchite, Carmelo Pérez, espera que la inclusión de este espacio en la lista del patrimonio mundial amenazado sea «un punto de inflexión» que permita movilizar los recursos suficientes para abordar un plan integral de consolidación. Según destaca los primeros espacios en los que habría que intervenir serían los palacios renacentistas de la entrada, todos ellos de gran valor por su inspiración mudéjar.

La World Monuments Found no aportará fondos directos para frenar la destrucción de Belchite, pero puede servir para canalizar aportaciones filantrópicas, sobre todo procedentes de Estados Unidos. La lista ha puesto ante los ojos del mundo los desafíos a los que se enfrentan importantes enclaves del mundo afectados por el cambio climático, el turismo o los conflictos armados. Es una especie de lista de animales en peligro de extinción, pero en términos históricos. «Nuestra preocupación por este pueblo es continua, pues el clima de Aragón juega en su contra», destaca el director ejecutivo de WMF en España, Pablo Longoria.

Esta ha sido la segunda vez que se ha presentado la nominación de las ruinas de la guerra civil aragonesas, que en España han tenido que competir con otras propuestas como la preservación de los órganos barrocos de Castilla y León. «He venido mucho en los últimos cinco años y siempre me fijo en las nuevas grietas de las viviendas», explica el impulsor de la candidatura, Joan Sastre.

A la hora de exponer la necesidad de incluir los restos de Belchite en esta lista de trascendencia internacional, para la que se han presentado más de 250 nominaciones que han pasado por una «exhaustiva revisión interna y externa» antes de la selección final realizada por un equipo independiente de expertos en patrimonio, el promotor destaca que tuvo una importancia «significativa» el impacto que les produjo ver en el dossier audiovisual la interpretación jotera de la famosa copla que figura en la puerta de la iglesia de San Martín. «Les resultó muy impactante», señala, especialmente cuando pudieron conocer su contenido convenientemente traducido al inglés.

El autor de los versos fue el lechitano Natalio Baquero, nacido en el pueblo durante la guerra civil. «Pueblo Viejo de Belchite / ya no te rondan zagales / ya no se oirán las jotas / que cantaban nuestros padres», escribió con tiza en su versión original.

Escombros

En este momento muchas zonas del pueblo permanecen completamente cubiertas de escombros, unas pocas construcciones se han apuntalado y las intervenciones más significativas de consolidación se han realizado en los puntos más emblemáticos, como la iglesia de San Martín de Tours, la torre del Reloj o los arcos de la Villa y de San Roque. Pero siempre han sido parches puntuales sin abordar la preservación de todo el conjunto. Desde el consistorio calculan que se mantiene en pie menos de un 15% del conjunto original cuando se decidió el abandono del pueblo.

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