Salud y bienestar
Onicofagia: el mal hábito de comerse las uñas
Se relaciona con otros tics y puede derivar en un síndrome psicológico. Tras este mordisqueo de uñas existe una pauta de control en el cerebro que actúa para aliviar los efectos de una situación que rechazamos o nos altera como puede ser estrés, miedo o ansiedad por situaciones difíciles
La onicofagia es un síndrome psicológico relacionado con el trastorno obsesivo compulsivo. Este síndrome consiste en esa necesidad constante de morderse las uñas, incluso cuando hacerlo puede provocar problemas estéticos, sociales o de salud.
Si te muerdes las uñas no tienes porqué sufrir onicofagia, ya que para padecer este mal hábito es necesario que las consecuencias de este acto sean mucho más severas que tener la uña al ras de la carne. Es decir, este síndrome puede llegar a provocar múltiples lesiones como problemas en los dientes, deformación de la cutícula, formación de verrugas, infecciones, elevación de los bordes laterales del dedo o incluso la pérdida total de la uña, lo que puede llegar a generar una sensación de vergüenza e inseguridad cuando se muestran las manos en público.
Los síntomas
Un hábito que no tiene porqué indicar un trastorno mental, sino que puede ser consecuencia de una mala costumbre. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre el hábito de morderse las uñas y la enfermedad psicológica ?
Al igual que ocurre con otros trastornos obsesivo compulsivos, la primera señal que alerta es la aparición de episodios de ansiedad o el malestar mental extremo. Un malestar que solo desaparece cuando la persona realiza alguna acción en concreto; en este caso, morderse las uñas.
Al mismo tiempo, la persona que sufre onicofagia suele verse asaltada por numerosas emociones negativas generadas por morderse las uñas de manera compulsiva como vergüenza o culpa. Normalmente tratarán de esconder sus manos en público, a que el aspecto físico de sus dedos suele estar deteriorado, y en casos extremos esta vergüenza por mostrar el estado de sus manos puede hacer que la persona evite cualquier contacto social.
Las causas
La mayoría de los especialistas aseguran que una de las principales causas por las que se tiende a morderse las uñas es por ansiedad. Se trata de una vía de escape que termina convirtiéndose en algo habitual y común, que con el paso de tiempo puede ser una mala manía, u onicofagia causada por:
Componente innato
Algunas investigaciones apuntan a que determinadas familias podrían tener una mayor propensión a desarrollar ansiedad, padecer conductas compulsivas o tener tendencia a obsesionarse. Es decir, el morderse las uñas seria un acto de calma ante situaciones como esas.
Mal aprendizaje en el desarrollo
Este hábito es una evolución directa de otros como por ejemplo chuparse el dedo pulgar. En la mayoría de los casos se mantiene desde la niñez y si no se intenta evitar, va empeorando con el tiempo.
Estrés diario
Situaciones en las cuales la persona con onicofagia no controla o desconoce que pasará, le generan grandes niveles de estrés que de manera inconsciente se refleja en morderse las uñas. Acto que se mantiene hasta que es capaz de controlar ese episodio.
Salud emocional
Es un rasgo típico de personas que padecen frustración, rabia, baja autoestima, timidez, con tendencia a preocuparse, y perfeccionistas. Se sabe que este trastorno es mucho más habitual en esas personas que tienen niveles muy altos de emociones negativas, como ansiedad, preocupación, o incluso aburrimiento.
Otro trastorno subyacente
Trastornos psicológicos como el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) o el de ansiedad generalizada. También cobran especial importancia grandes y drásticos cambios en la vida de la persona, como pueden ser un accidente, un divorcio o la muerte de un familiar.
Cómo dejar este hábito
Dejar de morderse las uñas es difícil. Si buscas consejos para dejar de comerte las uñas, estos pequeños apuntes pueden ayudar:
- Eliminar la tensión del estrés y la ansiedad de otro modo: si cuando te pones nervioso sientes la necesidad de morderte las uñas, debes acostumbrarte a recurrir a otros métodos que te ayuden a liberar de una forma más sana el estrés.
- Reconocer cuáles son los momentos y situaciones en las que te comes las uñas: el primer paso es saber en qué circunstancias sientes el impulso y pensar en alternativas más saludables para afrontar las ganas de morderte las uñas.
- Hacerse la manicura. Tener las uñas cuidadas suele ser un buen método de recordarte que no debes comértelas. De hecho, la gente que más se las come suele hacerlo, incluso con mayor voracidad si cabe, porque tienen las uñas en mal estado y descuidadas.
- Utilizar esmaltes específicos para dejar de comerse las uñas: existen esmaltes que se extienden por encima de las uñas y que provocan muy mal sabor al meterte los dedos en la boca.
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