La pandemia del coronavirus ha disparado los casos de Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) en niños y adolescentes. 

El incremento en el uso de pantallas y redes sociales, que ha derivado en otros problemas de salud como miopía o el insomnio, así como el cambio en los hábitos alimenticios y la práctica deportiva, explican el alarmante aumento de TCA durante la infancia y adolescencia.

Una reciente investigación, publicada en ‘Journal of Negative & No Positive Results’, hace hincapié en la preocupante relación entre el uso de redes sociales y el riesgo de padecer TCA en jóvenes.

El estudio, liderado por Álvaro Ojeda-Martín, señala que propician "la vigilancia corporal y la comparación ascendente".

“El auge de casos ha sido bestial, sobre todo en niñas entre 13-15 años”. Lo cuenta Georgina del Valle, psicóloga infantojuvenil en Paidex-Hospital Universitario Quirón Dexeus, a este portal.

"Nos encontramos cada vez con casos de niños más jóvenes, con problemas con la comida y que tienen su origen en el confinamiento provocado por la Covid-19". 

La voz de alarma, aclara la experta en TCA, la suelen dar los padres porque en estas edades saben que algo está pasando, pero no tienen la información suficiente como para ponerle nombre.

Georgina del Valle, psicóloga infantojuvenil en Paidex-Hospital Universitario Quirón Dexeus

"También me he encontrado con casos en los que son los propios adolescentes los que reconocen en primera persona el problema que están sufriendo".

Este aumento de casos, que Del Valle cifra en un 30% en comparación con los datos prepandemia, se debe a varias razones, según nos explica la psicóloga:

  • Las redes sociales son la ventana de relaciones con el mundo exterior, lo que ha aumentado la exposición a perfiles que promueven el deporte, la alimentación sana y la evitación de productos ultraprocesados. 
  • Cambio de rutinas causado por el confinamiento.
  • El estrés propio de la crisis sanitaria, que ha funcionado como un "precipitante". 

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria, que tienen un origen multifactorial, en España cuentan con una tasa de prevalencia en la población adolescente de entre un 4,1 y un 4,5% entre los 12 y los 21 años. 

La bulimia, con el 0,8%, es el TCA más diagnosticado en nuestro país, seguido de la anorexia, 0,3%.

Sin embargo, el trastorno de la conducta no especificado se sitúa en el 3,1% en la población femenina en ese rango de edad.

El papel de las redes sociales

El uso masivo de las redes sociales, con la proliferación de aplicaciones en las que las fotografías y los vídeos son la carta de presentación, junto a la utilización de filtros que reducen centímetros del cuerpo, ha ocasionado un incremento en las conductas de riesgo de TCA.

La Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB) cifra en un 11% el número de jóvenes que podría sufrir algún trastorno de la conducta alimentaria.

“Toman conciencia de la importancia del físico y el modelo estético-corporal con edades muy precoces. Y si antes me comparo con otras personas, antes pueden empezar este tipo de problemas".

Además, como explica la psicóloga, "Hay redes sociales que son muy tóxicas con, por ejemplo, perfiles que tienen consejos para perder peso”.

El perfil de los niños y adolescentes diagnosticados con algún TCA “es muy alto o casi total en chicas”, aunque esto no quita que haya niños y jóvenes con Trastornos de la Conducta Alimentaria. 

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Y, predomina, la anorexia pero...

“Hay casos que, después de tres años del diagnóstico, viran a la bulimia nerviosa”.

Se trata de episodios repetidos de atracones en los que se ingiere una cantidad elevada de comida, acompañada de ansiedad o culpa, y que suelen ser alimentos que previamente han sido prohibidos.

Puede ser comida basura, con gran valor calórico (bollería industrial, chocolate…). 

Posteriormente, se acompaña de conductas compensatorias para evitar aumentar de peso, y no solo a través del vómito. También puede ser aumentando el ejercicio físico para quemar el máximo de calorías, realizar ayunos o restringir la ingesta calórica. 

Anorexia y bulimia: cuando la báscula es el peor enemigo

“He encontrado casos de pacientes que bebían mucha agua. Como cinco o seis litros. Porque eso les da la sensación de tener el estómago lleno, le sacia, y así se baja de peso”. Es uno de los tantos casos extremos de Trastornos de la Conducta Alimentaria que Georgina del Valle se ha encontrado en su consulta.

Las personas con TCA tienden, de forma usual, a un consumo repentino de productos lights (bebidas azucaradas que en los lineales encontramos en su versión más ‘saludable’), agua y también de chicle. Por eso, ante el primer síntoma lo primero es pedir ayuda a un profesional de la Salud Mental

"Los padres deben informar al pediatra de la actitud del adolescente y éste le derivará a un especialista. Si hay un buen seguimiento es un trastorno que se puede superar, y en dos o tres años puede haber una recuperación casi completa”, explica.

“Pero yo siempre les explico que, al final, los TCA están siempre ahí. Son una especie de sombra que si nos despistamos podemos volver a recaer”. 

¿Qué tipos de TCA hay?

  • Anorexia nerviosa
  • Bulimia nerviosa
  • Trastorno por atracón

- TCANE (Trastorno de la Conducta Alimentaria No Especificado). Son cuadros incompletos de anorexia o bulimia. Tienen síntomas relacionados con la conducta alimentaria, pero no cumplen suficientes criterios para el diagnóstico como anorexia o bulimia.

- Trastorno por Rumiación. Regurgitaciones del alimento, del estómago a la boca, volviendo de nuevo a masticarlo. Esta situación, prolongada en el tiempo, impide que se mantenga un peso adecuado y saludable.

  • Trastorno por evitación o restricción de alimentos
  • PICA. Es un trastorno que se caracteriza por la ingesta de sustancias no nutritivas, como puede ser arena o yeso. “Es un cuadro que no es habitual y en el que para controlar los impulsos ingieren arena, "celo" adhesivo, heces…”

Durante los últimos años, también se incluyen como Trastornos de la Conducta Alimentaria nuevos diagnósticos:

  • Vigorexia. Realizar de forma compulsiva ejercicio físico, que se combina con dieta para perder peso o ganar masa muscular.
  • Ortorexia. Obsesión por comer sano y que se caracteriza por hacer una dieta muy restrictiva (evitar alimentos con grasas saturadas, azúcares, conservantes o colorantes).
  • Diabulimia. Omisión de la insulina para bajar peso.
  • Obesidad. También se incluye como un TCA. Según el último informe de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), casi la mitad de los españoles tiene exceso de peso u obesidad

ROBER SOLSONA

¿Cuáles son las señales de alarma que ayudan a detectar un Trastorno de la Conducta Alimentaria?

Las señales de alarma son comportamientos que podrían indicar que se padece un Trastorno de la Conducta Alimentaria.

No obstante, como no se trata de criterios diagnósticos, no confirman la enfermedad y será un especialista quien tenga que evaluar al paciente.

La psicóloga infantojuvenil nos da las claves sobre aquellas actitudes o cambios en la alimentación, comportamiento o rutinas que deberían ponernos en alerta.

  • A nivel emocional:

- Inestabilidad

- Aumento de la irritabilidad

- Montaña rusa de emociones (sin saber explicar el cambio de emociones)

- Tristeza y ansiedad

- Autolesiones

  • Con la alimentación:

- Aumento de la frecuencia y tiempo en el baño, sobre todo después de las comidas

- Ayunos repentinos y no motivados

- Uso injustificado de dietas restrictivas

- Cambios en los gustos, como por ejemplo evitar los hidratos de carbono, las salsas que suelen acompañar a la pasta…

  • Con la imagen corporal:

- Pérdida de peso injustificada

- Actividad física de forma compulsiva

- Síntomas físicos como sequedad de la piel, estreñimiento, caída del pelo o pies y manos frías