Primer verano, después de dos años, con unos datos de contagios que poco se parecen a los de los dos últimos años y sin mascarillas.

En cualquier caso, la Fundación Española del Corazón (FEC) pide mucha prudencia a todos, en especial a los pacientes con enfermedad cardiovascular, para evitar el contagio por coronavirus.

Además, los expertos en cardiología recuerdan que se puede disfrutar de las vacaciones con responsabilidad sin olvidar cómo cuidar tu corazón.

"Las altas temperaturas propias de esta época del año son uno de los principales enemigos de nuestro corazón en verano», indica el doctor José Luis Palma, vicepresidente de la FEC, quien añade que «los cambios en los hábitos y rutinas también pueden acabar afectando a la salud cardiovascular".

¿Cómo influye dormir poco (o mucho) en tu salud cardiovascular? Pexels

Por ello, y para no descuidarnos este verano, la FEC recuerda una serie de recomendaciones que pueden convertirse en grandes aliadas de nuestro corazón durante estas vacaciones:

  • Mantenerse hidratado. Hay que beber entre dos y tres litros de agua al día, aunque no se tenga sed.

En verano perdemos más líquidos y hay que recuperarlos porque si llegamos a deshidratarnos, el corazón puede dejar de funcionar adecuadamente. Por ejemplo, una situación prolongada de deshidratación puede provocar la aparición de arritmias

José Luis Palma - Vicepresidente de la Fundación Española del Corazón (FEC)

  • Seguir el tratamiento prescrito. En verano cambian las rutinas diarias y los hábitos, y esto puede llevar a que algún paciente pueda tener despistes a la hora de tomar su tratamiento farmacológico.

Para evitarlos nada más fácil que recurrir al teléfono móvil. Crear alarmas a las horas de la medicación puede ser muy útil para no olvidar ninguna toma. Del mismo modo, si salimos de nuestro entorno habitual, es imprescindible llevar consigo un informe médico actualizado.

Llevar siempre una dieta variada y equilibrada. En verano es más habitual comer fuera de casa. Aunque la FEC recomienda siempre que sea posible elaborar nuestra propia comida, también recuerda que es posible comer de forma saludable en bares y restaurantes.

¿Cómo? Lo explica Palma: "Debemos decantarnos por el pescado frente a la carne, evitar los fritos como guarnición y elegir mejor, verduras. Otra opción saludable en verano son las ensaladas. Y para el postre, fruta, en lugar de dulces o helados".

Y es que la dieta mediterránea debe ser siempre la base de una alimentación saludable.

  • Evitar el consumo de alcohol y bebidas azucaradas. El consumo de alcohol en verano puede causar que nos deshidratemos más fácilmente, por lo que, si se desaconseja su consumo en cualquier época del año, más aún durante estos meses.

También hay que huir de las bebidas azucaradas porque aumentan el riesgo de padecer obesidad y diabetes mellitus tipo 2, dos importantes factores de riesgo cardiovascular.

Imagen de archivo de un electrocardiograma Freepik

  • Hacer ejercicio. El vicepresidente de la FEC recuerda que "el ejercicio físico de intensidad moderada practicado de forma regular es uno de los principales aliados de la salud cardiovascular".

Así que es importante no descuidar nuestras rutinas de ejercicio durante las vacaciones, aunque hay que elegir bien la hora a la que lo practicamos, especialmente si es en el exterior.

En ese caso, hay que evitar las horas centrales del día, cuando las temperaturas son más altas.

Además, seguro que ahora disponemos de más tiempo para movernos.

  • Cuidado con el sol. Para sintetizar vitamina D exponiéndose al sol hay que hacerlo evitando las horas centrales del día (entre las 12 y las 17 horas) durante unos 20 o 30 minutos sin protección solar, de modo que los rayos ultravioleta atraviesen fácilmente la piel.

Posteriormente, una vez pasado este período, hay que recurrir a protectores solares de una graduación de 30 a 50.

  • Descansar adecuadamente. Durante las vacaciones conviene mantener las rutinas de sueño durmiendo siete u ocho horas diarias.

Y es que según un estudio publicado en European Journal of Preventive Cardiology concluyó que aquellos que duermen un mínimo de siete horas al día reducen hasta en un 65% el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.