Son muchos los factores que hacen que el riesgo de padecer una infección ginecológica se duplique durante los meses de verano. La causa radica en que la humedad de los bañadores o el aumento de la sudoración, ayudan a generar el ambiente perfecto para que los hongos proliferen en la zona genital.

Con el fin de ayudar a prevenir una posible alteración en la flora vaginal y, en consecuencia, posibles infecciones, desde la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) se recuerdan algunas recomendaciones de fácil cumplimiento y que ayudarán a evitar este tipo de trastornos.

Recomendaciones de los ginecólogos

  • Una recomendación esencial pasa por mantener seca, en la medida de lo posible, la zona vaginal tras el baño en una playa o piscina. El hecho de llevar un bañador mojado durante muchas horas, cosa muy habitual en estas fechas, contribuye a la proliferación anormal de hongos en esta zona.
  • Pero no sólo la humedad, el cloro o la suciedad de algunas aguas pueden afectar a la zona vaginal. Por eso, lo mejor es pegarse una ducha después de cada baño con el fin de eliminar excesos de cloro y suciedad.

A la hora de realizar la higiene de la zona vaginal, los especialistas de la SEGO recomiendan realizarla únicamente en la zona externa, sólo con agua o con jabón neutro, sin perfume. 

  • En este punto, los ginecólogos subrayan que, aunque este tipo de higiene íntima es importante, hacerlo en exceso puede ser contraproducente ya que puede reducir las defensas naturales y alterar el pH vaginal. 

Por tanto, lavarse frecuentemente (3-4 veces al día), usar jabones íntimos no certificados u otros productos que no sean los anteriormente indicados no están recomendados.

  • En cuanto a la ropa interior, lo mejor es que utilizar prendas de algodón y no muy ceñidas, lo que ayudará a una correcta transpiración y sequedad. Hay que recordar que los tejidos de licra no transpiran y favorecerán que la zona íntima esté humedecida y sea susceptible de coger infecciones.

La humedad de los bañadores o el aumento de la sudoración aumentan un 50% el riesgo de sufrir una infección ginecológica.

  • También se recomienda evitar los protectores (salvaslip) diarios, ya que hay que dejar liberar correctamente el calor y la humedad de la zona. 

Este tipo de productos, al ser sintéticos, pueden generar dermatitis y alergias, dando síntomas como si existiera una infección.

  • Además, los expertos recuerdan la importancia de cambiar de forma constante la compresa, tampón o copa vaginal para prevenir infecciones y en función del flujo que se tenga. 
  • A todo esto hay que sumar que en esta época del año se tiende a depilar más, por lo que se elimina el vello que tiene como función proteger a los genitales. 

En el caso del rasurado, existe riesgo de infecciones localizadas en la piel de la zona. Por tanto, se recomienda no depilar la zona vulvar completa, dejando por lo menos 1 centímetro de vellos a cada lado para que ejerzan protección. 

Los vellos en esta área son protectores de infecciones, heridas por roce y mantienen el ambiente de la vulva y vagina protegidos.

Los probióticos ayudan a regenerar la flora vaginal y también mejoran su protección.

Y si tengo molestias, ¿qué hago?

Cuando se produce una infección ginecológica los síntomas más habituales son:

  • Enrojecimiento.
  • Picor.
  • Molestias con la micción.
  • Irritación de la zona vaginal.
  • Cambios en la secreción vaginal, que se vuelve más blanca y grumosa. 

Ante cualquiera de estas molestias los especialistas de la SEGO recomiendan acudir a una consulta de ginecología para que pueda valorar si existe algún desequilibro de la flora de la zona íntima. 

Porque en estos casos, como en otras patologías, la automedicación no es buena idea. Utilizar geles íntimos, cremas u óvulos que se compran en la farmacia sin receta están desaconsejados. 

¿Por qué? Porque el empleo de productos calmantes puede encubrir la afección provocando que esta se agrave. Incluso la toma medicamentos sin supervisión sanitaria puede provocar cambios en la flora vaginal. 

Y, como consecuencia de ello, las defensas pueden bajar y al mismo tiempo propiciar un mayor riesgo de desarrollar infecciones en la vagina o la vulva.

Por tanto, evitar la automedicación puede ser la mejor opción para tratar de solucionar el problema. Esta recomendación también se aplicaría en el caso de que se detecten síntomas anómalos, como pueden ser cambios en el abdomen y en la menstruación u otros dolores ginecológicos de causa desconocida.

Lo que si señalan los ginecólogos para aumentar las defensas en la zona vaginal son los probióticos, ya sean tomados o aplicados por vía vaginal. 

Esta clase de productos ayudan a regenerar la flora vaginal y también mejoran su protección. Esto favorece el aumento de las defensas y la prevención de hongos externos e infecciones vaginales y urinarias. Eso sí, su uso siempre ha de estar avalado por el consejo de un sanitario.