GERIATRÍA

Seis consejos para hacer frente a los problemas de circulación en verano

El sistema circulatorio se vuelve más delicado con la llegada del verano porque el organismo tiende a perder más líquido del habitual, lo cual reduce la cantidad de líquido que se encuentra en el torrente circulatorio.

Todavía queda verano y las altas temperaturas van a seguir castigándonos. Y entre los más sensibles a la escalada de grados en el termómetro están las personas de más edad. 

Ellos deben tomar ciertas precauciones para proteger su salud cardiovascular, sobre todo aquellas que sufren cardiopatías y están más expuestas a sufrir riesgos.

El sistema circulatorio se vuelve más delicado con la llegada del verano porque el organismo tiende a perder más líquido del habitual, lo cual reduce la cantidad de líquido que se encuentra en el torrente circulatorio. Y esta escasez de líquido origina una vasodilatación en el sistema arterial y provoca una circulación más lenta.

“Con el calor se producen alteraciones en el mecanismo termorregulador que intenta, a través del sudor y la dilatación de los vasos sanguíneos periféricos, que la temperatura corporal disminuya. Además, también se pueden producir mareos, síncopes o golpes de calor derivados de un aumento del estado de deshidratación o el debilitamiento de la tensión arterial”, explica David Curto, director Médico, Calidad e Innovación de Sanitas Mayores.

Problemas de circulación a causa del calor

Precisamente por ser más vulnerables al calor, los expertos de Sanitas Mayores alertan sobre los síntomas que provoca la mala circulación y que pueden verse agravados por las altas temperaturas:

  • Hinchazón de las extremidades. Es el signo más habitual de que hay la mala circulación. Afecta principalmente a las manos y a los pies.
  • Varices en las piernas. Las altas temperaturas pueden provocar que, si la persona tiene varices, estas se dilaten con mayor facilidad y, por lo tanto, crezca el volumen de estas.
  • Sensación de frío y hormigueo: otro fenómeno que provoca el calor es que la sangre circule más lentamente y se enlentezca el retorno venoso. Así a la sangre le cuesta más llegar a manos y pies, donde se encuentran muchas terminaciones nerviosas, lo que provocará que se pierda cierta temperatura corporal.
  • Erupciones en la piel. El órgano más grande del cuerpo también se ve afectado por las altas temperaturas. Las personas pueden sufrir erupciones cutáneas, principalmente en las piernas, tobillos y pies. 

Y es que como la sangre consigue alcanzar las zonas más superficiales, se produce una sequedad que se manifiesta en forma de heridas o rozaduras.

  • Debilitamiento del pelo y las uñas. Aunque no sea un problema muy frecuente, la mala circulación puede originar que el pelo y las uñas se vuelvan quebradizos ante la falta de nutrientes y vitaminas.

Cómo cuidar la circulación sanguínea

Teniendo en cuenta todos estos efectos tan típicos durante el verano en las personas mayores, los expertos detallan una serie de consejos que ayudan a mantener una buena circulación durante los meses de calor:

  • Usar ropa ligera, cómoda y transpirable.
  • Hacer ejercicio de forma diaria.
  • Seguir una dieta equilibrada.
  • Realizarse masajes.
  • Mantener las piernas elevadas al menos durante media hora.
  • Duchas alternando agua caliente y fría.

Además de seguir estos consejos es fundamental que las personas mayores acudan al médico de manera regular, especialmente las personas que sufren enfermedades cardiovasculares para mantener un control y seguimiento sobre esta dolencia.