Otra vez él. Otra vez ellos. Otra vez el Huesca valiente, el de Pacheta, ese que merece salvarse porque lucha, no rebla, va a por la victoria, junto y convencido de que puede lograrla. Y así la encontró, en otro disparo de corazón de Sandro que convirtió en error de Unai Simón todos los aciertos acumulados por sus compañeros. Dominando, tocándola, incisivo, seguro, con demasiados componentes para merecer un triunfo que saca de nuevo al Huesca del peligro, que lo acerca un poquito hacia el objetivo. Sólo un poco. Pero es algo. Quedan dos partidos: Betis en Sevilla y Valencia.

No era una alucinación. Si cerrabas los ojos se escuchaba el aliento de los aficionados. No estaban. Se sentían. Y no sólo en el cántico enlatado de la megafonía. Las piernas del Huesca parecían impulsadas por su presencia, alentando a los suyos a tirar para adelante. Con ese ánimo, esa valentía esgrimida en la semana, salió un grupo concienciado en su misión: ganar o descender. Era la versión del Huesca bueno, el de la Real, dominando el partido desde el control de la pelota, siendo vertical sin precipitarse, pisando área. Así todo el partido.

Esa ambición desembocó en acoso. En esos primeros veinte minutos ya había completado cien pases, aglutinaba el 70% de la posesión y había ejecutado seis disparos. Con Ferreiro, Rico y un MVP Seoane muy activo, Maffeo y Galán siendo más extremos que laterales, el Athletic cediendo todo, hasta a sus dos delanteros, con Williams y Raúl García en el banquillo, las ganas de gol y victoria del Huesca no eran rapidez descuidada. Centros rápidos engarzados con jugadas más elaboradas o de primer toque se combinaron ante un muro defensivo y contemplativo. Faltó eso, ya saben, esos detallitos, esa ligera diferencia que alcanza la gloria. Esa que se escapó por poco en esos intentos de Seoane, en los centros repetidos de Maffeo o los centímetros de ese cañonazo lejano que Vavro volvió a enviar al larguero tembloroso.

La segunda de verdad llegó a la media hora, poco después de que Íñigo Martínez inquietara en un balón parado, la única forma con la que el Athletic parecía meter miedo. Fue un córner seguido que remató en cabezazo limpísimo Mir y sacó Unai Simón en un rechace muerto en el rectángulo chico que liberó por centésimas Íñigo Martínez cuando o Siovas o Pulido iban a su caza. 

Cuando la tregua de los instantes finales con Morcillo alargando al Athletic hasta el área de Álvaro, un error en la comunicación entre Unai Simón y Vesga permitió a Mir robarla en la presión adelantada. En lo que era un penalti en movimiento, el delantero talonó mal y desperdició al aire el 12º disparo del Huesca. Balas sin pólvora.

Y llegó

El cambio de portería no supuso otro en esa pendiente imaginaria que parecía deslizar el balón hacia el arco vasco. Siguió el Huesca avasallador, pese a que el Athletic parecía dar un paso adelante que podría aprovecharse en espacios. Siguió insistiendo el Huesca en sus dardos sin diana. Un cabezazo de Rico, una rosquita de Ferreiro, otro testarazo de Mir... Nada. Tampoco desesperación.

Pero la moneda de la suerte tiene dos caras. La fortuna y el infortunio. Y a falta de ese toque propio cayó del otro lado. Y Sandro parece ser un especialista en estas artes, un trilero que convierte la trampa en premio escondido. Como ese golpeo de corazón ante la Real, el grancanario se inventó otro toque de gloria. Desde la esquinita derecha la reventó a la portería en una diagonal que rompió el molde de barro de Unai Simón en tanto de salvación. La piña de celebración era el símbolo de cómo ha salido el Huesca de esta situación límite, unido, y de cómo tenía que terminar la faena.

Porque no se escondió ni achicó, siguió con su discurso, intentando ampliar la renta, rematar el partido. La tuvo Mikel Rico. No fue. Y llegaron los cambios. El Athletic puso a sus delanteros titulares y Pacheta añadió oxígeno y piernas, sin abandonar el plan, contemporizando con el balón, inteligente, no suicida para amarrar una victoria tan importante como la vida. Un triunfo que le saca de la cueva otra vez, esa a la que no quiere volver nunca más. A la que no merece volver. 

FICHA TÉCNICA

Huesca: Álvaro Fernández; Maffeo (Pedro López, m.81), Vavro, Pulido, Siovas, Javi Galán (Escriche, m.73); Mikel Rico (Sergio Gómez, m.73), Seoane, Ferreiro (Mosquera, m.85); Sandro (Doumbia, m.73) y Rafa Mir.

Athletic: Unai Simón; De Marcos, Núñez, Iñigo Martínez, Balenziaga; Ibai (Berenguer, m.67), Vesga (Vencedor, m.73), Unai López, Morcillo (Raúl García, m.67); Sancet y Villalibre (Williams, m.73).

Goles: 1-0. min.61. Sandro.

Árbitro: Figueroa Vázquez (Comité de Andalucía). Amonestó con tarjeta amarilla al visitante Unai López.

Incidencias: partido correspondiente a la jornada 36 de Primera división disputado en el estadio de El Alcoraz de Huesca a puerta cerrada.