El Huesca volvió a las andadas. El que debía haber sido el partido de la confirmación de la reacción mostrada en la victoria ante el filial de la Real Sociedad no fue más que una continuación de las malas sensaciones que el cuadro oscense lleva transmitiendo desde hace muchas semanas.

Para el partido ante el Tenerife, Nacho Ambriz optó por una alineación continuista y  solo introdujo un cambio, obligado por lesión, el de Ferreiro por Joaquín Muñoz. El inicio del partido fue lento, espeso y accidentado. Enric Gallego, que había estado tocado toda la semana por un esguince en el tobillo, forzó para volver a pisar El Alcoraz pero tan solo aguantó seis minutos sobre el césped y fue sustituido por Rubén Díez en las filas tinerfeñas. Hubo dos parones más por lesiones visitantes y el partido se plantó en el ecuador de la primera parte sin que hubiera ocurrido prácticamente nada de interés. En el minuto 26, Pulido vio como le anularon un gol por claro fuera de juego tras un cabezazo en una falta lateral. El partido seguía en la misma tónica, pero un error garrafal defensivo de la zaga canaria, llegó el primer gol del partido a la media hora. Joaquín, muy inteligente, intuyó a donde iba a ir un pase atrás de Míchel, robó el balón y se plantó solo en el área contrario y definió a placer ante Juan Soriano. El Huesca se había adelantado en el marcador casi sin saber cómo y como de errores iba el encuentro, Ignasi Miquel estuvo muy blando en un balón al que llegaba con ventaja en el área oscense, Shashoua le robó la cartera y asistió a Álex Corredera, que tras un recorte en el área pequeña ante un vendido Pulido superó a Andrés Fernández y mandó el partido de nuevo a la casilla de salida. Los dos equipos habían encontrado un gol sin merecimiento en dos jugadas aisladas y el partido volvía a empezar. El partido continuó sin mucho ritmo hasta los cinco minutos de añadido del primer acto en el que los aragoneses tuvieron una doble ocasión clarísima que Juan Soriano consiguió desbaratar con brillantez. Primero despejó un cabezazo de Escriche y el rechazo llegó a los pies de Pitta que, con todo a favor, fue incapaz de superar al portero tinerfeño, con lo que la primera parte terminó en tablas.

Nacho Ambriz, al que no le debió gustar lo visto en los primeros 45 minutos, introdujo al descanso un doble cambio. Mosquera y Miguel sustituyeron a Juan Carlos y Nwakali, pero los oscenses, lejos de mostrar una mejoría, vieron como el Tenerife se hacía con el control del partido. Fruto de la presión adelantada de los canarios y tras otro fallo en la salida de balón del Huesca, un buen pase de Aitor Sanz ponía en bandeja a Shashoua un balón, que con gran sangre fría, sirvió para que el Tenerife se adelantara en el marcador.

Ese tanto espoleó a un Huesca que, más por raza que por juego, encerró momentáneamente a los isleños y tuvieron un par de acercamientos peligrosos por parte de Miguel y Escriche. Nacho Ambriz quemó las naves e introdujo en el campo a Gaich, por lo que el Huesca pasaba a jugar con dos delanteros tanque y se intuía un acoso y derribo en los últimos minutos a base de centros laterales. Pero nada de eso ocurrió, los oscenses mostraron una preocupante falta de ideas y un juego lento que no inquietó en ningún momento al Tenerife, que nunca vio peligrar el marcador y que consiguió llevarse los tres puntos de El Alcoraz en un partido que deja en una situación muy comprometida a Nacho Ambriz y a sus pupilos.