La marea negra es tozuda. La avanzadilla de su tercera entrega empezó a visitar ayer algunas playas de la Costa de la Muerte. Las más afectadas por el chapapote fueron las de Camariñas y Carnota. La gran distancia que hay entre estos dos municipios (el primero se encuentra junto a Muxía y el segundo bajo el cabo Fisterre) demuestra hasta qué punto la gran mancha se ha fragmentado y ningún rincón de la costa está a salvo de la amenaza.

El último parte de manchas situaba un amasijo de 40 manchas a menos de 13 kilómetros de la isla de Ons. El otro frente se situaba frente a los cabos de Touriñán y Vilán, amenazando el dañado litoral de Muxía y Camariñas.

Ayer mismo, los marineros y mariscadores de Muxía salieron al mar para faenar fuel, como hace semanas que ya hacen sus compañeros de las Rías Bajas. En la Costa de la Muerte no es tan fácil. Las manchas van a la deriva en un mar abierto embravecido que dificulta muchísimo la captura del chapapote. Pero no quieren quedarse con los brazos cruzados y sólo ayer atraparon 15 toneladas. Estaban satisfechos.

Tan satisfechos como los responsables de la empresa Pescanova. Sus técnicos no bajan la guardia y cada día diseñan, fabrican y prueban un nuevo artilugio con el que pescar fuel en alta mar.