Parece mentira que una tragedia pueda se contada a través de unas imágenes que destacan por su belleza, pero no belleza física, sino porque destilan solidaridad y que pretenden reivindicar que la tragedia del Prestige no vuelva a repetirse. Ni en las costas gallegas, cántabras, asturianas o vascas ni en ninguna parte del mundo

Reportbook es una nueva publicación --que edita Realviews--, dentro del programa Human Projects, creado por el fotógrafo Norman Stein, que quiere ser una "nueva herramienta para narrar la realidad", asegura su directora Beatriz Roncero. El primer número está dedicado a Galicia-Prestige y sus páginas son un paseo por lo ocurrido entre el 7 y el 11 de diciembre en las costas gallegas y los días 31 de diciembre y 1 de enero, donde el fotógrafo Norman Stein compartió horas de trabajo, de recogida de chapapote, de comidas, de sueño y, también de lágrimas, con los miles de voluntarios que acudieron en masa para aportar un granito de solidaridad para evitar la tragedia.

Aguas, en su origen azul, se tiñeron de negro, al igual que las playas, las piedras y un gran número de aves marinas una mañana del 2 de diciembre. Desde entonces, esas aguas, esas playas, esas piedras y esas aves siguen llenas de chapapote, de galletas casi invisibles, y a eso se han sumado también los petos blancos (que ya han dejado de serlo) de los miles de voluntarios que, semana a semana siguen gritando Nunca Máis en Muxía, en Ons... y en toda la costa cantábrica.

Galicia-Prestige --cuesta 12 euros, de los que dos van destinados a Seo y Adena-- se presentó ayer en la Fnac y allí estuvieron presentes, además de Roncero, Juan Carlos Civera, de Seo Bird Life; y Pepe Recaj, voluntario. Para Civera, esta catástrofe va a marcar una época tanto en la sociedad como en Seo, "tanto por la tragedia en sí como por la tardanza en actuar, las 200.000 aves petroleadas o las pérdidas económicas".

Recaj, por su parte, animó a los jóvenes a seguir viajando a las costas a recoger galletas de chapapote porque entonces descubrirán la magnitud de la tragedia, esos lazos de solidaridad que se estrechan entre el voluntario y la ciudadanía o el olor (que en las fotos se intuye) que impregna toda la realidad.