Tres meses y 150 horas de juicio repartidas en 28 sesiones no han logrado dar respuesta a la larga lista de interrogantes del caso Olot .

La Audiencia de Gerona dejó ayer visto para sentencia el juicio por el secuestro de la farmacéutica de Olot, Maria Angels Feliu, retenida durante 492 días. Los ocho procesados se enfrentan a peticiones del fiscal de 16 a 22 años de prisión aunque cuatro de ellos son considerados inocentes por la acusación particular, que representa los intereses de la víctima. Esta diferencia de criterios entre las acusaciones da una idea de la complejidad del proceso y de las dudas que han quedado por resolver. Hasta el fiscal lo reconoció al utilizar el símil de "un puzzle al que le faltan piezas".

El ministerio público no ha conseguido probar la presunta vinculación entre los dos primeros procesados, Joan Casals y Xavier Bassa, y el resto de acusados. El fiscal les atribuye el acuerdo para planificar el secuestro de Feliu, aunque no ha logrado fijar cuándo ni cómo conocieron y se pusieron de acuerdo con el exguarda forestal de Sant Pere de Torelló Ramon Ullastre y con el ex policía local de Olot, Antoni Guirado. Por su parte, las defensas de Bassa y Casals critican el empecinamiento del ministerio público por mantener la acusación contra ellos "a pesar de la falta total y absoluta de pruebas", declaró ayer Rafael Martín, letrado de Casals.

Otra de las incógnitas que han quedado sin desvelar es el grado de participación de los acusados que sí confesaron durante la instrucción. El silencio mantenido por Antoni Guirado y José Luis Paz, alias Pato , durante el interrogatorio del fiscal impidió establecer quién de los dos accedió al garaje y obligó a Maria Angels Feliu, apuntándola con un arma, a subir al coche.

Todos los miembros de la familia Feliu han insistido durante el juicio que no se pagó ningún rescate para liberar a la farmacéutica.