"Me ató a una cama con una cadena alrededor del cuello. Así permanecí dos o tres días". De este modo empezó el cautiverio de la niña belga Sabine Dardenne, secuestrada por el pederasta reincidente Marc Dutroux el 28 de mayo de 1996, cuando ella tenía 12 años.

Casi siete años después de aquella terrible experiencia, Sabine ha decidido relatar el sufrimiento de sus 80 días de cautiverio para rechazar las afirmaciones del fiscal y de las familias de otras víctimas, quienes sostienen que estuvo drogada durante su cautiverio y que por eso no recuerda todo lo ocurrido. "¡Es vergonzoso! No fui drogada más que una vez, una sola, el día del secuestro. Sé lo que digo", afirma Sabine, que tiene ahora 19 años.

Red o delincuente solitario

La exactitud de sus recuerdos es esencial en el proceso. Sabine afirma tajante que durante esos 80 días sólo vio a Dutroux, que no estuvo con ninguna otra persona y que "jamás" salió de la casa de Marcinelle donde permaneció secuestrada. Su testimonio es capital para descartar la hipótesis de la red pederasta de ciudadanos muy bien situados a la que Dutroux suministraba niñas.

Las autoridades policiales y judiciales han rechazado siempre investigar esa posibilidad y han preferido presentar los seis secuestros como obra de un delincuente solitario. Sólo Sabine y Laetitia fueron rescatadas con vida, seis días después del secuestro de Laetitia, gracias a la pericia del juez Connerotte.

Sabine fue encerrada en el sótano al tercer día de su cautiverio. Dormía sobre un colchón en el suelo y Dutroux le bajaba algunos alimentos enlatados, albóndigas frías y "pan que se enmohecía después de dos días". "Para beber, un bidón de agua. Más tarde tuve un aparato para calentarla", explica.

A veces veía a Dutroux todos los días. Pero otras pasaba una semana encerrada en el sótano, iluminado por una bombilla y sin lavabo. Su única distracción era un videojuego y su carpeta escolar. De vez en cuando, le permitía lavarse en el lavabo. Otras, le hacía subir al piso para abusar de ella en la "habitación del calvario".

Dutroux se dedicó a manipular mentalmente a Sabine, presentándose como su salvador porque querían matarla. Le decía que sus padres no querían pagar su liberación e incluso le traía noticias falsas de su familia, en respuesta a las cartas que ella escribía y que él nunca envió. La escritura de un diario le permitió sobrevivir.