A los graves problemas de retraso del AVE Madrid-Barcelona-frontera francesa, se sumó la semana pasada una nueva preocupación relacionada con el ambicioso proyecto de alta velocidad que debe unir la línea española con la francesa, hasta París, a través del corredor Nimes-Montpellier-Perpiñán. La conexión que enlazará el TGV francés con el AVE por Perpiñán no estará lista, según los estudios franceses y las previsiones de los principales alcaldes de Aquitania, Midi-Pyrénées y Llanguedoc-Rousillon, por lo menos hasta el 2018, con la fecha límite del 2020.

Algunos alcaldes franceses --el de Narbona, Michel Moynier; de Burdeos, Alain Juppé; de Toulouse, Philippe Douste-Blazy, y el presidente de la región Languedoc-Rousillon, Jacques Blanc-- han organizado un lobi para poner fin a la pasividad de su Gobierno. En el plan de infraestructuras inicial se había fijado el 2015 como fecha final para acabar el tramo entre Nimes y Perpiñán, pero los problemas financieros que tiene el Ejecutivo francés han retrasado aún más el proyecto.

La dimensión del problema ha obligado a tomar iniciativas de protesta, porque el retraso del llamado corredor del Mediterráneo es mucho mayor y, ahora mismo, "está atascado", opinó Jacques Blanc. No hay dinero para que, ahora mismo, sea un objetivo prioritario.

EL ENLACE CON MARSELLA Francia ha dejado claro ante la Comisión Europea que en sus previsiones está construir antes el corredor Montpellier-Marsella, que pretende concluir en el 2010, con el perjuicio económico que eso puede representar para las regiones fronterizas con España.

Conscientes de la necesidad de influencia al más alto nivel para lograr los propósitos, al lobi se sumó el alcalde de Burdeos, Alain Juppé. El exministro centró su preocupación en la falta de dinero para sufragar todos los tramos del AVE y la necesidad de "encontrar nuevos métodos de financiación", como fondos por la privatización de autopistas o un canon en las gasolineras.