La foto incluida en esta página podría servir perfectamente para ilustrar el típico reportaje que todos los diarios hacen el día de la lotería de Navidad. A saber, un barrio de clase media, un bar, mucha gente, cava, gritos, alegría... Todos los ingredientes del 22 de diciembre. Pero no. Los protagonistas de la foto no son los agraciados con el gordo. Sólo son vecinos de Valdebernardo, el barrio de Madrid en el que vivía Letizia Ortiz. Ayer era un día especial para ellos. Así que se reunieron en un bar para brindar con cava por la nueva pareja. A falta de décimos de lotería premiados, los vecinos levantaron sus copas y brindaron por el amor.

El bar El Toledano está ubicado en la calle de José Prat, a escasos metros de la casa de la novia del Príncipe. La cafetería --que también tiene salones para bodas, bautizos y comuniones-- fue el punto de encuentro para los vecinos que quisieron seguir en directo la comparecencia de Felipe y Letizia tras la petición de mano. El propietario asegura que en ese mismo bar se tomó "algún que otro café" la futura reina de España, aunque es imposible saber qué hay de cierto o de invención en esa afirmación.

Ninguno de los vecinos congregados en El Toledano conocía a Letizia de manera directa. Ninguno se la cruzó por el barrio, ni en la panadería, ni en el quiosco. Pero, todos parecían conocerla de toda la vida. "Es una chica majísima, culta y preparada. El Príncipe ha sabido elegir. Están muy enamorados", explicó Pilar González, una bibliotecaria que trabaja en el Instituto de Empresa. "Es igual que esté divorciada. Hoy en día, eso no cuenta. Hay que pasar de eso. Total, vivimos dos días. Lo que hay que hacer es vivir la vida", respondió su marido, que tiene una baja por invalidez.

Al lado del matrimonio estaban sentadas otras tres vecinas, fans de la nueva pareja real. Las tres, que siempre desayunan en El Toledano, estaban ayer "encantadas" con el hecho de que una vecina de Valdebernardo --un barrio periférico y de nueva construcción ubicado en el sureste de Madrid-- se convierta en la mujer del Príncipe. "Claro que sí. Una chica de aquí, trabajadora y maja. Todo lo que tiene se lo ha ganado currando", subrayó Encarnación Garrido, que ejerce de ama de casa. A su lado, Francisca López --que limpia portales de la zona-- alabó "la sencillez" de los Reyes.

En el bar también había indiferentes. Por ejemplo, Eva Zafra, una mujer de 31 años que perteneció a la misma promoción universitaria que Letizia y que ayer estaba en El Toledano por casualidad. "La Monarquía me da igual. Me alegro por ellos igual que lo haría por cualquier pareja", sentenció.

Mucho más indiferente fue Juan Antonio Díez, el limpiacristales. El, a pesar del júbilo, seguía con su trabajo. "Que yo sepa --recordó--, el Príncipe no vino a mi pedida".