"Por cada hemorragia gástrica que se ahorra con los nuevos antiinflamatorios esteroides, se gana algo más de un infarto de miocardio. Además, son seis veces más caros", sostuvo ayer Joan Ramon Laporte, jefe de Farmacología de los hospitales de Vall d´Hebron de Barcelona, a la salida del juzgado de Madrid en el que se enfrenta a la primera demanda de rectificación presentada en España por un laboratorio ante las críticas a sus ensayos sobre medicamentos.

El demandado, hijo del exconsejero de Sanidad de la Generalitat catalana Josep Laporte, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona y asesor de la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicó un artículo en el 2002 en el Butlletí Groc (Boletín Amarillo) que dirige sobre los riesgos cardiovasculares de los nuevos fármacos celecoxib y rofecoxib. Este último lo fabrica la farmacéutica Merck Sharp & Dohme (MSD), que le demandó tras considerar que se ha visto perjudicada en sus ventas.

Fraude científico

El letrado del laboratorio, Francisco Javier Carrión, defendió durante la vista que el artículo hablaba desde su título de "fraude científico". "La afrenta más grave que puede recibir un laboratorio serio y riguroso es que se diga que desatiende los intereses de los pacientes. Sus afirmaciones son falsas e inveraces" , acusó Carrión.

"Eramos conscientes de que se trataba de hechos muy graves. Los estudios de toxicidad realizados por los laboratorios necesitaban una evaluación independiente. Nosotros hemos confirmado científicamente el riesgo. Además, no citamos el nombre de los medicamentos ni el de sus fabricantes", declaró Laporte ante la juez.

El abogado defensor del catedrático, Javier Fábregas, argumentó que además de la necesidad de una alusión directa al demandante debe haber proporcionalidad entre el escrito que se pretende rectificar, de 700 palabras, y el de rectificación de la multinacional, que supera las 1.200.

Africa Mediavilla, médica experta del comité de farmacovigilancia de Cantabria, recordó que las deficiencias metodológicas que rodearon los ensayos y la advertencia sobre sus efectos adversos fueron recogidas antes en revistas de primer nivel científico. "La agencia estadounidense de fármacos y alimentos (FDA) y la Agencia Española del Medicamento han exigido que se amplíen y detallen los efectos secundarios", agregó Mediavilla.

Laporte estuvo arropado por miembros de la OMS y contó con palabras de apoyo desde Barcelona de la consejera de Sanidad de la Generalitat, Marina Geli, que defendió el derecho de un experto a publicar su opinión sobre estudios.

El profesor confió en que la sentencia, que se conocerá en 10 días, será absolutoria, ya que las pruebas documentales son débiles. Incluso se envalentonó. "Rotas las reglas, el juego será diferente. Si se meten contra lo que escribimos --avisó--, ejerceremos acciones legales contra su promoción engañosa, que exagera la eficacia de los medicamentos y minimiza sus efectos adversos".