El subdirector de la prisión de Quatre Camins, en La Roca (Barcelona), resultó herido grave ayer durante un violento motín protagonizado por 77 reclusos que durante cerca de cuatro horas mantuvieron secuestrado a uno de los funcionarios del centro. La revuelta finalizó sin más altercados a las 21.45 horas tras una tensa negociación con los amotinados, que accedieron a regresar pacíficamente a sus celdas tras el compromiso del director de la cárcel de revisar sus peticiones.

El motín se desató alrededor de las seis de la tarde. Según los internos, que se comunicaron con este diario a través de un teléfono móvil, el incidente que causó la revuelta fue la negativa de dos funcionarios a que un recluso del módulo 1 --bautizado como el pozo y donde están ingresados algunos de los presos más peligrosos-- realizara una llamada telefónica. La tensión provocó un incidente en el patio, adonde acudió para intentar mediar el subdirector del centro, Manuel Tellón.

Cuando los presos vieron acercarse a Tellón, la respuesta fue contundente. Algunos internos utilizaron patas de las camas para golpearle en la cara e, incluso, un objeto punzante fabricado a mano con el que le causaron incisiones de poca profundidad en la cabeza. Tras la agresión, los funcionarios pudieron rescatar a Tellón, pero los reclusos retuvieron en el patio a otro de los trabajadores del centro, Jordi Laborda Corral.

ENCERRADOS EN LAS CELDAS En ese momento, la situación ya estaba descontrolada. El resto de los presos --la prisión tenía anoche 1.336 internos-- fueron encerrados en sus celdas para que el motín no se propagara.

Durante las cuatro horas que permaneció secuestrado, el funcionario estuvo inmovilizado en una silla con los cordones de los zapatos atados entre sí. Desde el primer momento, los presos exigieron la presencia de la consejera catalana de Interior, Montserrat Tura, a la que creían responsable de las prisiones. "Si no viene Tura aquí puede haber muertos", llegó a decir uno de los amotinados.

Mientras los responsables de los Mossos d´Esquadra analizaban los riesgos de entrar por la fuerza en el módulo, funcionarios de prisiones de otras cárceles de Barcelona que se encontraban fuera de servicio se desplazaron al centro penitenciario.

Los Mossos tuvieron en cuenta el hecho de que los amotinados tenían en su poder a un funcionario y agotaron la vía del diálogo, que protagonizó el director del centro, Diego Jesús Enríquez, junto a un responsable de la Consejería de Justicia y un mediador de la policía autonómica.

Una veintena de amotinados relataron al director la dureza que, a su juicio, ha impuesto el subdirector del centro, al que responsabilizaron de sus carencias. "Obligan a nuestras mujeres a desnudarse antes y después de un vis- -vis . Nos impide hacer llamadas telefónicas e, incluso a mí, que tengo un trabajo dentro, no me deja enviar un giro de dinero a mi familia porque dice que se lo gastarán en drogas para cuando salga. Nos trata fatal", dijo a este diario el recluso S. L. G. cuando volvía a prisión tras un permiso.

El subdirector permanecía anoche ingresado en la UCI, con pronóstico reservado.