Barcelona pronunció su categórico al diálogo, a la paz, como hace un año se movilizó por el no a la guerra. El Fórum, icono y experiencia de esos deseos de convivencia pacífica y aceptación de la diversidad, se abrió ayer entre sueños y esperanzas de que esa búsqueda idealista de la ciudad sea un referente en el mundo. El rey Juan Carlos realizó un encendido elogio de esa utopía en el acto de apertura, en el que valoró la pionera aventura de Barcelona y destacó su "liderazgo y entusiasmo".

Fue una noche para apelar a las conciencias, de ambiciosos propósitos, que giró sobre el deseo de que la convocatoria mundial que Barcelona hace a las culturas sea, dentro de 141 días, algo más que un parque temático de buenas intenciones. Acompañado de la reina Sofía, del príncipe Felipe, de la futura princesa de Asturias, Letizia Ortiz, y de los duques de Palma, la entrada del Rey en la platea del auditorio del edificio Fórum fue recibida con grandes aplausos por los 3.200 invitados.

La representación de la familia real dio al acto la relevancia que reclama la gran cita cultural, donde faltaron personalidades de la política internacional.

MUNDO MAS JUSTO En su discurso, el Rey elogió la iniciativa de buscar la concordia y el entendimiento entre la diversidad, y lo reflejó con un deseo: "Aspiramos a un mundo más justo, más próspero y solidario, en el que domine la paz y el respeto a los derechos humanos, y en el que se destierre para siempre la barbarie terrorista que el pasado 11 de marzo nos sumía a todos los españoles en el más profundo dolor".

La ceremonia inaugural, previa al acto festivo que se celebró más tarde en el puerto, con el espectáculo Mover el mundo , contó finalmente con cuatro banderas, de las seis previstas. De izquierda a derecha y detrás de las autoridades, estaban las banderas de Barcelona, España, Cataluña y Sant Adri . Pese a las presiones de protocolo, no hubo himnos, como establece la concepción del Fórum y defendió la organización.

Previamente, el Rey --acompañado por la reina Sofía, el príncipe de Asturias y su novia, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y su esposa Sonsoles, y el alcalde de Barcelona y presidente del Fórum, Joan Clos-- descubrió una placa conmemorativa del acto, y firmó en el libro de honor. También lo hicieron la Reina, el Príncipe, Letizia Ortiz y los duques de Palma.

Tratándose de un acto con incidencia universal, la mayor representación corrió a cargo del director general de la Unesco, el japonés Koichiro Matsuura, que elogió el acontecimiento como "un símbolo del compromiso con la diversidad en los albores del siglo XXI".

Clos eligió el tono intelectual, y en su mensaje citó a Martin Luther King, del que dijo una cita: "Hemos aprendido a volar, y a nadar como los peces, pero no hemos sabido aprender a vivir como humanos". El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, soñó con el papel de Barcelona "como capital cultural del mundo", recordó la experiencia olímpica de Barcelona y rememoró su historia de iniciativas. Entonces, trajo a su discurso "el recuerdo de Franco, que se levantó contra la República; es bueno recordarlo", dijo el president .

Muy aplaudido, generoso y entregado. Así se presentó el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, que calificó a Barcelona de "lugar mágico". Destacó el papel de España como "ejemplo de diversidad" y comparó el Fórum con un sueño, al concebir la cultura como "algo transformador". El acto se cerró con la música del Cant dels ocells . Fueron minutos líricos, emocionantes, para dar la bienvenida a 20 semanas de ilusión.

CACELORADA DE PROTESTA Por su parte, los anti-Fórum recibieron el acontecimiento con una cacerolada de dos horas en protesta por la cita "la especulación", "de la hipocresía" y "de la mentira". El acto lo convocó la Asamblea de Resistencias al Fórum. Cerca de 800 personas respondieron al llamamiento, y a ellas se agregaron --desde sus balcones-- algunos vecinos del recinto.