Los restos humanos aparecidos la madrugada del sábado en la playa de Sant Sebasti de Barcelona habían sido mutilados con tanta meticulosidad que el asesino tuvo tiempo de arrancarles la piel. Además, durante su macabra operación, decapitó a la víctima, le cortó los pies y extrajo del tronco central las vísceras dejando, sólo, el costillar completo.

Fuentes judiciales confirmaron ayer que los investigadores sólo disponen de los dos fémures, pero sin piel y apenas carne. Tienen, además, parte del tronco central del cadáver. Los únicos miembros del cuerpo que el asesino no mutiló, y que han aparecido enteros, son los dos brazos con sus respectivas manos.

Faltan la cabeza, los pies y todos los órganos interiores, fundamentales para que el forense pueda determinar las causas de la muerte. El puzzle de restos humanos es tan caótico que difícilmente, con la autopsia, el forense podrá concretar cómo y cuándo fue asesinada la víctima.

Los restos tampoco pueden confirmar, a falta de los resultados de la autopsia, si se trata de un hombre o de una mujer. Pero las manos presentan un aspecto cuidado, especialmente las uñas, y los brazos muestran un vello corto y fino que apunta a que sea una mujer, y de más de 50 años por las arrugas de las manos.

SIN PISTAS Las pesquisas se centran en identificar a la víctima. De momento tampoco ha habido suerte con el cruce de denuncias por desaparecidos tramitadas en España en los últimos días. Las hipótesis que baraja la policía seguían siendo ayer todas las posibles. "Con tantos interrogantes abiertos podemos estar ante cualquier cosa", indicó un responsable policial. Y hasta que no se identifique a la víctima será difícil saber quién y por qué la quiso matar.