La exposición a las radiaciones de los teléfonos móviles, incluso por debajo de los límites que se consideran tolerables, provocan modificaciones celulares y en el ADN de los usuarios. Esta es una de las conclusiones preliminares del proyecto Reflex, programa científico que se ha quedado sin financiación después de que la Unión Europea (UE) rechazara su segunda fase.

Los investigadores del estudio, desarrollado por 12 equipos de siete países durante cuatro años, pretendían investigar cuál es el mecanismo que pone en marcha los cambios celulares, según explicó a la agencia Efe la directora del grupo español, Angeles Trillo. "La Unión Europea establece sus prioridades, pero hay muchos factores implicados y cómo no pensar que hay presiones para que estos estudios no sigan porque pueden crear una alarma social muy grande", denuncia.

"Lo que me parece raro es que después de encontrar estos resultados, que aunque no son de nocividad demuestran que hay un efecto por debajo de los límites que se consideran tolerables, es que no se profundice en ellos, que se cierre la carpeta y que no se financie su continuación", explica el investigador Alejandro Ubeda. A su juicio, la respuesta celular se produce "por algo más, y el mecanismo que lo genera es desconocido".

Ubeda, experto en biofísica e investigador en el hospital madrileño Ramón y Cajal, asegura que "si el móvil sólo recibiese no habría problema; el problema es que emite y la cabeza está en medio". Las conclusiones del estudio recomiendan que no se abuse del móvil, especialmente los jóvenes.