Fue un crimen premeditado a sangre fría y agravado con la negligencia de los médicos. El incendio que se produjo en la noche del viernes al sábado en un centro de desintoxicación de drogadictos de Moscú y en el que murieron 45 mujeres fue intencionado, según informaron ayer fuentes del Ministerio de Situaciones de Emergencia ruso (MSE).

"Tenemos pruebas de que se trata de un incendio voluntario. Hemos encontrado el lugar donde comenzó y no había cables ni electrodomésticos. Las llamas se propagaron de un mueble que se encontraba en la cafetería", declaró Yuri Nenashev, jefe del Departamento de incendios del MSE. Mientras, la Fiscalía de Moscú informó de que no se descartaban "otras versiones".

VENTANAS CON REJAS El siniestro se declaró a las 01.40 a.m. (hora local) en el segundo piso del hospital número 17, en el ala ocupada por las mujeres. El edificio de ocho plantas tenía dos salidas de socorro, pero una de ellas estaba cerrada por el personal, mientras la otra enseguida se llenó de espeso humo. Además, las ventanas del centro de desintoxicación tenían rejas.

Según el viceministro ruso de Situaciones de Emergencia, Aleksandr Chupriyan, la circunstancia clave que agravó las consecuencias del siniestro fue el hecho de que "la respuesta del personal no fue la adecuada". La primera llamada telefónica a los bomberos llegó tarde, cuando el edificio ya estaba en llamas. Además, al declararse el fuego, los empleados del hospital abandonaron sus puestos sin avisar siquiera a los pacientes de que había peligro. El portavoz de los bomberos de Moscú, Evgeni Bobyliov, afirmó que el personal del hospital "no tomó las medidas necesarias para evacuar a los pacientes durante las primeras etapas del incendio".

Según datos oficiales, 259 personas se encontraban en el edificio cuando se declaró el fuego. Más de 20 vehículos de bomberos llegaron al lugar del incendio, que fue sofocado en una hora y media. Cuando llegaron los primeros equipos de bomberos, todas las víctimas ya habían muerto a causa del intenso humo. Excepto dos de las 45 víctimas, todas eran mujeres jóvenes que recibían tratamiento contra la adicción a las drogas y al alcohol. Dos eran parte del personal de la clínica. Diez personas sufrieron heridas graves.

MATERIAL VENENOSO Las paredes de los pasillos del hospital estaban cubiertos de un material plástico que al quemarse desprendió humos venenosos que causaron desvanecimientos a los que intentaban escapar. "A juzgar por la posición de los cadáveres, las personas intentaron salir pero solo había una salida de incendios. El incendio fue poco importante y solo destruyó un centenar de metros cuadrados, pero el humo era muy denso y mucha gente se intoxicó mientras dormía", explicó Chupriyan.

Según dijo a la agencia Interfax un paciente del centro de desintoxicación, las llaves de las puertas metálicas que cerraban el acceso del cuarto piso a una de las salidas de socorro estaban en desorden y nadie sabía cuál era la adecuada. "Fue como una ruleta de la fortuna y tuvimos la suerte de encontrarla", dijo.

El personal mantuvo una discusión sobre si dejarnos salir o no a la calle", declaró el paciente Andrei Kotov. Según afirmó un superviviente de la tragedia, "era muy difícil salir del edificio, porque tenía un sistema muy complejo de rejas y puertas metálicas, parecido al de de una prisión".

Los bomberos exigieron el pasado marzo el cierre del hospital, construido en los años 50, por violaciones de las medidas de seguridad en el edificio. Pero un juzgado de Moscú invalidó esta orden.

El incendio en el hospital es el más grave en la capital rusa desde 1977, cuando 43 personas murieron y 50 resultaron heridas en el incendio del faraónico hotel Rossyia de Moscú que fue organizado por un grupo criminal, según los servicios secretos rusos. En el 2003, más de una treintena de personas murieron y otras 139 resultaron heridas a causa del incendio en la residencia estudiantil de la Universidad de Amistad de los Pueblos Patricio Lumumba, en la capital rusa.