Un adolescente paquistaní que no sufría ningún dolor debido a una rara anomalía genética podría contribuir en un futuro al desarrollo de eficaces analgésicos, según subrayan unos investigadores que han analizado el trágico caso. Los científicos, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), han logrado determinar el origen del síndrome: una mutación en un gen llamado SCN9A.

El muchacho, que falleció a los 13 años, se ganaba la vida como faquir callejero clavándose cuchillos y caminando sobre brasas ardientes. Según Nature, los científicos han localizado con la misma anomalía a seis personas más, todas de familias emparentadas. Los afectados tienen sensación del tacto, pero pueden herirse y desangrarse sin darse cuenta.

La razón es una mutación que altera el funcionamiento de una proteína llamada canal de sodio controlado por voltaje (Nav 1.7). Con el gen SCN9A inalterado, las células reaccionan al dolor emitiendo una señal al cerebro; con la alteración, el funcionamiento del canal se detiene.

El especialista estadounidense Stephen Waxman comenta en Nature que los analgésicos que sigan esta vía deberán tener en cuenta otro aspecto: nunca deberán suprimir la facultad protectora de detectar el dolor.