Los vientos conocidos como de Santa Ana seguían soplando ayer su carga de ceniza sobre San Diego. Los dolores de cabeza entre los ciudadanos van en aumento y cada vez se ven más máscaras en la calle. El tráfico es extrañamente fluido en las avenidas de San Diego y, por las malas condiciones del aire, las autoridades han pedido que se lleven a cabo el menor número posible de actividades en el exterior. Las autoridades advirtieron, además, de que tomarán medidas contra los saqueadores que se aprovechen del desastre y traten de robar en las viviendas evacuadas.