Desde que entró en vigor la ley antitabaco, en España se han reducido en, aproximadamente, 1.500 las muertes anuales atribuidas al consumo de cigarrillos, según aseguraron ayer los autores de un estudio que ha sido coordinado entre la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y la Agencia de Salud Pública de Barcelona.

"Estamos convencidos de que la ley ha ayudado a reducir la mortalidad, aunque el consumo de tabaco ya estaba bajando antes de que se aprobara esta normativa, por lo que estimamos que unas 900 muertes se habrían evitado igualmente y unas 600 son resultado directo de la legislación del 2005", dijo ayer en rueda de prensa uno de los coordinadores del grupo de trabajo sobre tabaquismo de la SEE, Manel Nebot. Por su parte, Esteve Fernández, el otro coordinador del estudio, añadió que estos datos son "conservadores" porque "están basados solo en las muertes por infarto de miocardio y cáncer de pulmón, cuando hay muchas otras enfermedades asociadas al tabaco".

CAMBIO DE HÁBITOS El consumo de tabaco se ha reducido de forma drástica en los ambientes de trabajo, excepto en los dedicados a la hostelería, pero ese dato no se ha traducido de forma significativa en una disminución del hábito de fumar. Antes de que la ley entrara en vigor, en el 2005, fumaba un 33% de la población española, y ahora lo hace un 29%. Esta circunstancia es común a todos los países que han establecido leyes antitabaco, explicaron los autores. La investigación ha demostrado que, en contra de lo previsto, la ley no ha afectado a la economía del sector de la restauración, de lo que se desprende, indicaron, que tampoco alteraría el rendimiento de los bares si la norma se extendiera a todos ellos. "La ley del 2005 no ha tenido un impacto negativo en el sector de la hostelería, ni en el número de personas ocupadas ni en el volumen de ventas", confirmó Nebot, quien concluyó que los argumentos contra el endurecimiento de la ley por razones económicas son "artificiales".