El Ministerio de Sanidad admitió ayer que la anunciada reforma de la ley del tabaco --cuya negociación parlamentaria había sido fijada para este mes por deseo de la ministra, Trinidad Jiménez-- puede demorarse al segundo semestre del año. La dirigente subrayó, sin embargo, que la nueva norma estará lista a lo largo del 2010. "Este era y sigue siendo el compromiso. No hay marcha atrás ni se ha renunciado a aprobarla este año", aseguró una portavoz.

Otras fuentes apuntaron que la "intensa agenda" del semestre puede obligar a retrasar al menos hasta junio el endurecimiento de la ley, que equipararía a España con el Reino Unido, Francia o Italia, donde está prohibido fumar en bares y restaurantes.

La falta de consenso, especialmente por las reticencias del PP, es otra razón de la demora. Los conservadores exigen que el texto se tramite como proyecto de ley, que se incluya la financiación de tratamientos para dejar de fumar y que se llegue a un acuerdo con los hosteleros. "Será un problema sacarla adelante sin su respaldo", vaticinó Mario Mingo, portavoz del PP.

Pilar Grande, portavoz del grupo socialista, dijo que el Gobierno persigue "un punto de encuentro" con todos los partidos. Gaspar Llamazares (IU), presidente de la Comisión de Sanidad del Congreso, dijo que la ministra "no debe esperar ni admitir el veto de un partido", en alusión al PP.

La presidenta del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo, María Ángeles Planchuelo, subrayó que la medida persigue "atajar la primera causa de enfermedad y muerte en nuestro país" y "no admite demora".