Diez horas de reuniones a puerta cerrada en el Vaticano para dar una respuesta moral y judicial a 300 casos de pederastia protagonizados por unos 50 curas y obispos de Irlanda en los últimos 30 años. El Papa ha congregado ayer y hoy a los 24 obispos irlandeses para tomar una posición frente al escándalo. La resolución "no será una operación de maquillaje", según monseñor Joseph Duffy.

La tensa reunión de los prelados comenzó con una misa y durante el sermón el cardenal Tarcisio Bertone, dijo que "la obra de caridad de Dios y su infinita misericordia pueden colmar el abismo más profundo, pero para que suceda el pecador debe reconocer la propia culpa en plena verdad". Hasta la fecha 8 obispos han presentado su dimisión, pero Ratzinger ha aceptado solo la de uno, a la espera de las decisiones finales.

Cuando el asunto esté concluido, Ratzinger dirigirá una carta a los católicos de toda Irlanda. Si no se toman medidas adecuadas, "la encomiable labor de la gran mayoría de sacerdotes quedará oscurecida por las transgresiones de algunos hermanos", dijo.