Francia se convirtió ayer en el segundo país europeo, después de Bélgica, que prohíbe el velo integral en el espacio público, incluida la calle. El Parlamento aprobó la llamada ley antiburka con 335 votos a favor y uno solo en contra. La mayoría de los socialistas, verdes y comunistas se abstuvieron para mostrar su acuerdo con el fondo --combatir el integrismo-- aunque discrepando del método, que creen que vulnera la Constitución. El Gobierno ha decidido sacar adelante la medida pese a las reticencias de la comunidad musulmana, la mayor de Europa, entre cinco y seis millones de personas, de las que se estima que unas 2.000 mujeres se cubren con el velo integral. En opinión de sus líderes religiosos, la ley "estigmatiza" al islam, por lo que es de esperar que las multas --de 150 euros por llevar el burka o el niqab y de un año de prisión y hasta 30.000 euros por obligar a llevar estas prendas-- sean recurridas ante el Consejo Constitucional o el Tribunal de Estrasburgo. Por eso, el presidente del grupo parlamentario de la derecha, Jean-François Copé, anunció que solicitará un dictamen al Constitucional.