Durante mucho tiempo, demasiado, arqueólogos y arquitectos han vivido de espaldas. Unos excavaban en el pasado, otros diseñaban edificios del futuro y nunca se encontraban en el presente. Ricardo Mar reúne ambas especialidades en su currículo, y en lugar de acabar esquizofrénico, este profesor universitario de Tarragona ha querido reunir ambos campos para comenzar a ordenar en Perú, en el paraíso arqueológico que rodea la ciudad de Cuzco y el Machu Picchu, unos yacimientos desaprovechados y caóticos.

"Todo se centra ahí, en el Machu Picchu --dice--. Solo puedes llegar en un tren, que además es privado, y la mayoría de los turistas vienen un día y luego se marchan. Se podría hacer mucho más para convertir la zona en una atracción arqueológica donde los turistas se queden varios días". Mar ha estado todo el mes de julio en Perú, inmerso en un ambicioso proyecto que lleva a cabo con ayuda de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). Su objetivo es acercar a la población y a los visitantes el gran patrimonio inca, que no solo se concentra en el magnífico Machu Picchu sino que alcanza un entorno monumental. Y desaprovechado.

Mar, adscrito a la Universitad Rovira i Virgili ed Barcelona, aplicará en Perú el mismo sistema que ha utilizado para reconstruir virtualmente la urbe romana de Tarraco. "Es una metodología que se emplea desde hace 30 años, pero que en los últimos tiempos ha avanzado muchísimo gracias a la tecnología: ahora, los ordenadores nos pueden hacer en unos segundos lo mismo para lo que antes se necesitaban meses".

Con esos ordenadores y los correspondientes programas informáticos, además de los conocimientos, las investigaciones y los estudios previos, Mar logra hacer una interpretación de lo que pudo haber sido una ciudad romana o una paraíso inca. Sus planos en tres dimensiones de la vieja Tarraco, que permiten, a través de una pantalla de ordenador, darse un paseo por templos y calles de Tarragona en la época romana, ya están disponibles tras tres décadas de investigaciones. Ahora el turno es para Perú, adonde se ha desplazado con un grupo de arqueólogos, arquitectos y antropólogos para repetir la experiencia, de entrada ya ligeramente diferente. "Al contrario que en Europa, en Perú la arqueología se ha centrado siempre más en el aspecto antropológico, sin adentrar en los aspectos arquitectónicos, de cómo era una ciudad o un castillo antes".

El objetivo principal del proyecto es convertir los hallazgos arqueológicos en una firme base social para el desarrollo de la zona. Mar pretende que algunos descubrimientos no se queden recluidos en revistas científicas, solo disponibles para un grupo selecto de estudiosos, sino que sirvan para fomentar, entre otras cosas, un turismo más duradero e interesado en el entorno.