Los centenares de velas depositados entre el domingo y el lunes en el lugar en que el sábado se dejarpon la vida 20 personas --la lista aumentó ayer con la muerte de una joven en el hospital-- y más de 500 resultaron heridas van apagándose lentamente. Casi al mismo ritmo, la conmoción va dejando paso a la rabia y a las exigencias de justicia. Y es que los interrogantes se van resolviendo --cada vez hay más imágenes que muestran cómo la aglomeración a la entrada donde se celebraba la Love Parade dio paso al pánico y este a la tragedia-- pero los responsables siguen sin aparecer.

"Yo mismo pienso hacerme la pregunta de la responsabilidad. Pero hoy y en los próximos días debemos ocuparnos de aclarar lo ocurrido", sostiene el alcalde de Duisburgo, Adolf Sauerland, que ya solo habla a través de comunicados de prensa tras sufrir varios intentos de agresión física en los últimos días.

REBAJA DE LA AFLUENCIA De su ayuntamiento sale el documento que ayer publicaba la edición digital de Der Spiegel y que demuestra que se rebajaron las medidas de seguridad habituales para que pudiera celebrarse el evento. Con fecha del 21 de julio, apenas tres días antes de la Love Parade, el informe dejaba claro que el recinto donde debía celebrarse la fiesta tenía una capacidad máxima para 250.000 personas, muchas menos de las que se esperaban, a pesar de que la policía aseguraba ayer que solo hubo 400.000 asistentes, frente a los 1,4 millones de los que se hablaba el sábado. Las acusaciones de que Sauerland y los suyos se dejaron presionar por los organizadores se repiten.

Tampoco se libra la policía de Duisburgo. "Contamos con que nos llegará una avalancha de denuncias", admitía Ramos Van der Maat, de la Policía Local. Hasta ayer únicamente tenían dos. Una de ellas es la del exjefe de la policía de Bochum, Thomas Wenner, que en el 2009 fue criticado por impedir la celebración de la Love Parade en su localidad por no poder garantizar la seguridad. Ahora ha denunciado a políticos, funcionarios y organizadores por no haber hecho lo mismo.

La policía de Duisburgo insistió el domingo en que no se trató de un problema de organización sino del comportamiento inesperado de algunos que intentaron acceder al recinto por caminos no habilitados, como la escalera en desuso donde se produjo la mayoría de las muertes.