"La vida de estas jóvenes ya no nos la devolverá nadie, pero habrá que exigir responsabilidades". Xavier Sabaté, delegado del Gobierno catalán en el Camp de Tarragona, personificó ayer el dolor por la muerte de Clara Zapater, de 22 años, y Marta Acosta, de 21, vecinas de Tarragona y Cambrils, respectivamente, fallecidas el sábado en la avalancha humana que se produjo en la Love Parade de Duisburgo. Ambas tenían el billete para regresar esta semana a casa tras haber acabado el curso en la Universidad de Münster, donde llegaron el año pasado con una beca Erasmus. Sabaté, amigo personal de la familia Zapater, se mostró dolido por las deficientes medidas de seguridad.

Tanto en Tarragona como en Cambrils no se hablaba ayer de otra cosa. Las familias de las dos jóvenes son muy conocidas en las dos ciudades. Clara Zapater era hija de Francisco Zapater, un conocido abogado. "Hemos perdido a dos estudiantes con un futuro brillante y que aún debían vivir muchas experiencias", destacó Sabaté. Los padres de las fallecidas están en Alemania para repatriar sus cuerpos, pero según fuentes consulares españolas, las autoridades pueden tardar al menos unos días en entregar los cadáveres.