El brutal crimen descubierto ayer en Tarragona vuelve a poner de manifiesto que la sociedad no solo tiene una asignatura pendiente con la violencia machista sino que esta afecta gravemente a los niños que conviven con los malos tratos, muchos de los cuales son asesinados por sus padres o los compañeros sentimentales de sus madres. Contando los dos niños muertos en Tarragona, al menos 13 niños han fallecido este año a manos de sus padres, según los datos publicados en la prensa.

No obstante, en cinco casos fue la madre la que nada más nacer les quitó la vida, normalmente porque consideraba que no podía hacerse cargo de la manutención. Además, el pasado mayo una británica asfixió a dos de sus cuatro hijos, un bebé de 11 meses y una niña de cinco años, en un hotel de Lloret de Mar (Gerona), porque temía que le retiran la custodia después de que detuvieran a su pareja, uno de los pederastas más buscados del Reino Unido.

De los casos en Aragón, el 12 abril se encontraron los cadáveres de una pareja dominicana y de su hija de cuatro meses en un piso de Zaragoza. Al parecer, el hombre, de 43 años, mató con un arma blanca a su mujer, de 20 años, también dominicana, y a su hija de 4 meses y luego se suicidó. El 2 abril encuentran el cadáver de un bebé recién nacido, envuelto en unas toallas, supuestamente asfixiado por su madre, una joven de 21 años, que había mantenido en secreto su embarazo y dió a luz en el baño del domicilio.