Ha llegado el momento, según el Gobierno y la oposición, de dar un paso más allá y dejar de considerar a los hijos de las maltratadas víctimas colaterales. No se puede perder más tiempo. Los hijos son protagonistas directos de la violencia, sufran o no los malos tratos, y las secuencias para ellos son terribles, según los expertos. De ahí que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se comprometiera ayer a satisfacer la demanda de las oenegés al anunciar un plan que dé respuesta a las necesidades de los menores, que conlleve la ampliación de los instrumentos de protección a los niños que conviven con la violencia.

La iniciativa gubernamental contempla campañas de sensibilización "para hacer visibles" a las víctimas menores, la realización de un estudio sobre la magnitud del problema y la extensión de la valoración forense que hasta ahora reciben solo las maltratadas también a sus hijos para que los jueces decidan si es preceptivo que se dicte una orden de protección para ellos. El Ejecutivo estudia además atender la petición del Congreso para que en los casos en los que el contacto con los padres afecte al normal desarrollo de los hijos, se limite la patria potestad y el régimen de visitas.

La nueva ministra de Sanidad, Leire Pajín, afirmó que pese a la desaparición del Ministerio de Igualdad, la lucha contra los ataques machistas "ha sido y será" una prioridad gubernamental. Pajín se mostró dispuesta a trabajar "mano a mano" con todos los partidos porque la lucha contra esta lacra "es una tarea conjunta". Sin embargo, no atendió la petición del PP y CiU de modificar la ley integral para que los niños figuren como sujetos activos de las medidas de protección que recoge la norma.

Las organizaciones de apoyo al menor y a las mujeres maltratadas no comparten la petición de la oposición. "No es imprescindible cambiar la norma, basta con que las medidas de protección que contempla se apliquen también a los niños", explica Yolanda Román, de Save the Children. La experta pide a los políticos que "no se enreden" en cambios normativos, sino que trabajen para proporcionar más recursos y que en la red asistencial, policial y judicial "no se dejen de lado a los menores", sino que se les atienda al igual que a sus madres.

Igual opina la Fundación IRe, una de las pocas oenegés que atiende a las maltratadas, que cree que además hay que "reforzar el rol de sus madres, a veces invalidado tras la violencia".