FIGURA CLAVE EN LA INVESTIGACIÓN MÉDICA

El terror de las tabaqueras

El primer científico que relacionó el tabaco y el cáncer, el británico Richard Doll, muerto a los 92 años, cumpliría ahora un siglo Su trabajo marcó un gran hito en la salud pública

ANTONIO M. YAGÜE

Fumar provoca cáncer". Esta advertencia, inscrita desde hace una década en las cajetillas de tabaco y que hoy resulta de una evidencia irrefutable, era impensable e imposible en los años 40 del siglo pasado, cuando el cáncer de pulmón se convirtió en la principal causa de muerte después de las guerras. La teoría con más peso entre la comunidad científica lo relacionaba con la extensión del asfaltado en las carreteras y en las ciudades. Richard Doll, un científico nacido en Hamtpon (Reino Unido), fue el primero en demostrar empíricamente la relación entre cáncer y tabaco. La investigación ha salvado más de un millón de vidas, según los discípulos del gran científico, que han elegido esta fecha, en la que cumpliría 100 años, para lanzar sus mensajes de advertencia.

Una gran estupidez

"Ninguno de mis maestros de la escuela de medicina decía que fumar era perjudicial. Parecía un hábito normal e inofensivo. Era habitual hasta en los hospitales", recordó el propio Doll hace justo 13 años, en una reunión internacional organizada en Madrid por la Escuela Nacional de Sanidad, donde explicó ante un extenso auditorio que, tras 40 años de investigación epidemiológica sobre los efectos del tabaco en la salud, había llegado a la conclusión de que produce más de 40 enfermedades, de que los fumadores tienen el doble de riesgo de muerte de los que no lo son y de que la mitad de los que fuman mueren por causas relacionadas con el tabaco. "Fumar es una gran estupidez", sentenció. María Jesús López, hoy neumóloga en un hospital madrileño, recuerda su conferencia y su advertencia, que sigue transmitiendo a sus alumnos: "Hemos comprobado que cuando se llevan 20 años fumando empiezan a aparecer los efectos perjudiciales del tabaco, y a partir de ese momento van surgiendo a un ritmo acelerado".

Doll puso en marcha una investigación que, durante cinco años, incluyó a 40.000 médicos fumadores y no fumadores. Eligió a estos profesionales por ser un grupo de fácil control y relacionados con la salud.

"Observó que los fumadores enfermaban de cáncer de pulmón nada menos que 20 veces más que los no fumadores", subraya Rodrigo Córdoba, expresidente del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo, que en el 2005 entregó al investigador británico la primera Medalla de Oro de la entidad. El experto español considera que el impacto de los estudios de Doll fue tal que la propia industria tabaquera convocó una cumbre de las principales multinacionales --en el Hotel Plaza, en Nueva York, en 1953-- para planear una estrategia consistente en apropiarse de la investigación de los efectos del tabaco en la salud y lanzar una ofensiva para hacer dudar a la población fumadora de los resultados. "A decir verdad, lo consiguieron en buena medida durante las décadas siguientes", recuerda Córdoba.

Millones de muertes

En los años 70, la presión de las tabaqueras llegó al punto de que el servicio británico de salud elaboró un documento para el doctor Doll en el que le exigía que cambiara el resultado de sus informes y propusiera la disminución del hábito de fumar --y no el cese-- como condición para mejorar la salud.

Incluso llegó a verse como ventajoso que los fumadores muriesen con 65 años y el Estado se ahorrara las pensiones. "Hoy, tras la lluvia de sentencias contra la industria por falsear datos y el cúmulo de investigaciones independientes e irrefutables, solo pueden dudar los necios", afirma Córdoba.

Campañas como las del célebre hombre de Marlboro, o de la marca Winston que mostraba a los Picapiedra de la famosa serie infantil de dibujos animados disfrutando de sus cigarrillos, dirigidas a crear toda una generación de fumadores en los años 60, son historia. Los informes de la Organización Mundial de la Salud aseguran que ha muerto más gente por el tabaco que la que murió en toda la Segunda Guerra Mundial. En su lucha contra la industria, que solo en EEUU factura más de 40.000 millones de euros año, el organismo de la ONU calcula que fumar mata a tres millones de personas al año, y alerta de que la cifra se elevará a 10 millones en el 2020 si no se pone coto a las campañas publicitarias que presentan el fumar ante los jóvenes como algo progresista, de moda y que ayuda a mantener la buena figura.

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