La familia de Encarni García Sánchez y las otras 33 que vivían en el edificio Nuevo Infante, en el barrio de San José de Lorca, han empezado la cuenta atrás, una vez obtenida la licencia de obras y firmado el contrato con la empresa constructora, para ver su casa reconstruida. Para ello han tenido que transcurrir meses de largas reuniones y ha habido que "echarle muchas horas para solucionar las pegas que han ido surgiendo desde mayo del 2011", explica Encarni.

Para ella y para el resto de los vecinos de la finca han sido 22 meses de "no parar, tensiones, problemas". "Pero creo que lo peor ya ha pasado", dice.

Con los terremotos, el edificio sufrió daños graves en los pilares y los vecinos tuvieron que abandonarlo con urgencia. "Ni siquiera pudimos entrar a recoger nuestras cosas, solo lo mínimo", recuerda Encarni. Desde entonces, los cuatro miembros de la familia viven en una casa alquilada por la que pagan 500 euros mensuales.

Encarni relata que las dificultades mayores en este complicado proceso han surgido con todos los trámites burocráticos: buscar la documentación, reunir a los vecinos y llegar entre todos a acuerdos para cerrar con la empresa constructora el proyecto definitivo. Así, explica que no ha sido fácil equilibrar la cantidad de dinero aportada por el consorcio de aseguradoras como compensación por la vivienda perdida con el precio final de la vivienda de nueva construcción: "Hemos tenido que ir descartando constructoras hasta que hemos encontrado una que nos ha fijado la cantidad de 111.000 euros por vivienda, que era lo que podíamos pagar", concluye.