La madrugada del sábado al domingo los relojes se adelantarán una hora en toda la Unión Europea para dar paso al horario de verano. A las dos de la madrugada del domingo habrá que adelantar el reloj a las tres, y a partir de ese día habrá una hora menos de luz por la mañana (el sol saldrá sobre las ocho) y una más por la tarde.

El cambio de hora comenzó a generalizarse, aunque de manera desigual, a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar los relojes para poder aprovechar más la luz del sol y consumir menos electricidad en iluminación.

En la Unión Europea, el cambio de hora se aplica con carácter indefinido los últimos domingos de octubre y marzo. La medida está justificada en la normativa comunitaria por "sus impactos positivos no sólo sobre el ahorro sino sobre otros sectores como el transporte, las comunicaciones, la seguridad vial, las condiciones de trabajo y los modos de vida, la salud, el turismo o el ocio".