La lanza con la que se mata al Toro de la Vega tiene un mástil cilíndrico de madera de dos metros y medio de longitud como máximo, pesa entre 400 gramos y dos kilos y está coronada por una hoja lanceolada de 50 centímetros a lo sumo. Todo esto lo establece la ordenanza municipal que regula el torneo tordesillano. "Es la lanza castellana con la que se construyó el imperio. La de los tercios de Flandes. La de la escena final de Alatriste", ilustra Luis Martín, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid y asiduo de la justa. "Tiene que ser de una madera muy resistente. No necesitas flexibilidad sino solidez. El toro tiene una fuerza brutal. Yo me las hacía de avellano", añade Gerardo Abril, presidente del Patronato del Toro de la Vega y lancero de infantería que ha abatido al animal en cuatro ocasiones. Su padre lo mató cinco veces. Su abuelo, 11.

El astado de este año se llama Vulcano y pesa 580 kilos. Su suerte se decidirá hoy a partir de las once de la mañana. Si aguanta una hora en el terreno marcado para el torneo o rebasa ciertos límites será indultado. No pocos en Tordesillas desean que así sea después del bochorno del año pasado. El toro fue primero alanceado correctamente por un torneante pedestre. Pero vivió lo suficiente para salir del contorno delimitado y una vez en territorio prohibido a las lanzas fue acorralado y rematado por un grupo de caballistas. La versión extraoficial es que fue una carnicería. El torneo fue declarado nulo. "Todavía se les gira la cara por la calle a esos sinvergüenzas en Tordesillas", dice José Antonio González (PSOE), alcalde de la localidad. "Les dijimos de todo. Y la cosa no pasó a más de milagro", dice Abril.

De modo que, tras la bajeza de la edición del 2012, Vulcano estrenará modificaciones en el reglamento del Toro de la Vega. Los lanceros han tenido que inscribirse. Está prohibido que los caballistas que no participen como torneantes porten picas. Y hay un régimen de sanciones que va de 1.000 a 9.000 euros.

Se trata en definitiva de que lo que los tordesillanos consideran el enfrentamiento más noble que existe en la tauromaquia entre hombre y bestia se parezca lo menos posible a la salvajada que denuncian los defensores de los animales. Adiós por ejemplo a la imagen de la tira de caballistas con garrochas que podían parecer lanzas.

Óscar Zamorano fue el matador del Toro de la Vega en el 2011. A pie para más información. Y hoy vuelve con su lanza ("me la regalaron", dice) al campo del honor, como se llama a la zona del enfrentamiento. Es uno de los 50 lanceros inscritos. "A la hora de la verdad habrá una docena. Los de siempre. La mayoría se han apuntado para tener la nueva acreditación", opina Abril.

Dos opiniones

Zamorano estará. Si no le coge un cólico nefrítico. "Dormiré bien. Nervios, los justos", dice. "El toro en el campo está en su terreno. Es una lucha de tú a tú. Sin defensas para el hombre", agrega Zamorano, quien en su gran día del 2011 se sintió "feliz, contento".

Pero los defensores de los animales no consideran que sea una lucha en igualdad de condiciones entre hombre y animal. "Es un linchamiento del toro en el que este no tiene ninguna oportunidad --juzga Silvia Barquero, portavoz del partido animalista PACMA--.Y ahora que tanto nos importa la marca España, esta es la imagen que se da al exterior". El PACMA entrará hoy en el Congreso de los Diputados una carta dirigida a Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba para que muevan ficha cara a la prohibición del Toro de la Vega. Acompañada de 85.000 firmas. No habrá la clásica protesta de animalistas en Tordesillas. Han optado por la vía política. "El Toro de la Vega es la máxima expresión de la barbarie que son los festejos taurinos en España", destaca Barquero.

En Tordesillas se ve de otra forma. "Los proanimales van a por el Toro de la Vega porque es el eslabón más débil de la tauromaquia en España. No se atreven aún con la lidia comercial, más popular y que reúne muchos intereses. Pero todo se andará", pronostica Martín, uno de los profesores universitarios firmantes del manifiesto a favor del Toro de la Vega.

Abril recibió de Linoso siete cornadas el 11 de septiembre del 2001. Sí, ese día. "Hoy me acostaré más o menos tranquilo. Ni ninguno de mis hijos ni yo participamos como torneantes. Pero que no nos toquen el Toro de la Vega porque es nuestra forma de expresarnos", dice.